«Es la heroína que se alza con más fuerza en el país de la libertad«
Kohei Horikoshi lleva el conflicto del One for All y del All for One a una escala internacional al comienzo de este My Hero Academia #34. Ya al final del volumen anterior fuimos testigos de como Star and Stripe, la mayor heroína de los Estados Unidos (una mezcla sin ninguna clase de complejo entre All Might, Superman, Wonder Woman y el Capitán América), decidía saltarse las norman internacionales que obligaban a los héroes de otros países a no intervenir en la catástrofe japonesa. En esta entrega asistimos a su llegada al espacio aéreo japonés y su inmediato encuentro con el ser que ha emergido de la mezcla entre Tomura Shigaraki y All for One. La batalla que sigue a continuación no desmerece a ninguna de las que hayamos visto hasta ahora con el resto de héroes que tan bien conocemos y su efecto y consecuencias (que aún están por determinar del todo) realmente han servido para llevar el conflicto a una escala global al mismo tiempo que se nos justifica el porqué de que toda la acción de este cómic se concentre en tierras niponas.
En este sentido observo que cada vez más autores son hijos de la época del ‘todo ocurre en América’. Me explico: todos los que hemos crecido al calor de las grandes superproducciones norteamericanas en cine, cómics y televisión hemos acabado algo cansados de que todas las invasiones alienígenas, los nacimientos de mutantes y la aparición de sociedades distópicas hayan tenido lugar allí. A ver, es normal que esto sea así porque cada autor tiende a escribir sobre lo que tiene más a mano y resulta más fácil contar la historia de un vecino de tu barrio que obtuvo superpoderes que la de un chaval de Beirut que controla la materia, sin embargo la globalización también ha traído que queramos ver historias más cercanas a nuestras casas y así han surgido producciones como la de Distrito 9, que llevaba los alienígenas a Sudáfrica, o, en clave más reciente, el manga de Undead Unluck, que viaja por todo el mundo y ha eliminado completamente las barreras entre naciones. My Hero Academia no logra escapar de lo local, pero es muy consciente de la escala global de lo que está contando y en este volumen trata de hacernos partícipes de ello.
«En el mundo de los humanos, quien sobrevive gana«
Con todo, Horikoshi no puede evitar verter sus pensamientos, ideología y visión del mundo en los personajes que crea y así Star and Stripe, pese a presentársenos como una admiradora más de All Might y una buena persona en general, llega con un poder que de alguna manera condensa la visión del autor acerca de los Estados Unidos. Y es que el poder de esta heroína consiste en dictar las reglas que le salgan de las narices en torno a conceptos, objetos y personas determinadas. Un poco como hace su país a escala internacional desde que decidió convertirse en la policía del mundo libre. Poca broma. Con todo, el mangaka viene a contarnos que todo ese poder puede quedar reducido a la nada cuando uno actúa de forma unilateral y en solitario frente a un enemigo al que apenas conoce. También un poco como le ha ocurrido un par de veces a Estados Unidos en el pasado reciente.
El tomo termina con una auténtica bomba nuclear sobre los alumnos de la UA. Horikoshi revela un secreto que lleva más de veinte tomos rondando las cabezas de todos los que nos agolpamos en torno a cada nuevo número de esta serie y este descubrimiento cae como un chorro de agua fría sobre los lectores. Sin embargo, esta revelación va a servir para propiciar un final para la serie en el que los aliados puedan contar con alguna que otra llamita de esperanza, lo cual no nos viene nada mal en un cómic que se ha ido tornando tan oscuro con cada nueva entrega que ahora las muertes ya casi ni nos afectan.
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