Wonder Woman: Carne

Wonder Woman. Carne: Responsabilidades

Wonder Woman: Carne«Una mujer desnuda, ¡Está ahí, pero ya es tarde!«

 

Llegamos al quinto y penúltimo tomo de la sensacional etapa de Brian Azzarello y Cliff Chiang y una idea germina en mi mente: el personaje se merecería unas vacaciones después de todo por lo que está pasando desde que se inauguró el Nuevo Universo DC. No me refiero a unos cuantos capítulos con Diana en una playa pasándoselo bien y teniendo aventuras más o menos intrascendentes. Me refiero a dejar al personaje una temporada en barbecho para que los fans puedan paladear todavía un rato más todo lo que habrán leído para entonces sin necesidad de entrar de lleno en una nueva etapa en la que otros autores nos cuenten otras historias protagonizadas por, en fin, otro tipo de Wonder Woman.

 

Sin embargo, al tratarse estos cómics de una reedición en cartoné de los tomos en rústica que ya publicara ECC en su día, también sabemos de la etapa de los Finch que ha seguido a esta y que ha acompañado a la amazona hasta su desembarco en Renacimiento de la mano de Greg Rucka. Es lo que tienen los personajes simbólicos como éste, que no tienen ni un momento de respiro y a menudo los autores que los heredan después de una gran etapa pagan las deudas de la resaca de los lectores amplificadas. Tengo entendido que Meredith y David Finch han hecho un trabajo aceptable (o eso nos cuenta Daniel Lobato en sus reseñas de la colección cuatrimestral de ECC), pero que no ha tenido ni el impacto ni los seguidores de los que ha gozado la saga que hoy llega a su momento álgido y sí muchas más críticas negativas. Una pena.

 

«… Más vale que le devolvamos el favor«

 

Volviendo al cómic que nos ocupa hoy, una cosa de las que más me han impactado (y en las que más incide Azzarello a lo largo de estos números) es la evolución lenta, pero constante, a la que el guionista ha sometido a sus personajes. Ya tuvimos una ración de madurez en tomos pasados con el equipo de desheredados que formaba nuestra protagonista, pero es en este número donde vemos cómo la aventura está afectando a los personajes secundarios. Esto resulta especialmente llamativo tanto en Hera como en Zola. La primera, diosa entre diosas privada de su poder y su autoridad, nos muestra (en uno de los pocos momentos tranquilos del cómic) cuánto ha aprendido de los humanos desde que fue convertida en uno de ellos. No sólo ya de su cultura y costumbres, sino de la urgencia que dispone la mortalidad y de la importancia que también ella otorga a cada una de las decisiones que tomamos a lo largo del día. Zola, por su parte, ya no es ni mucho menos la mujer perdida que Diana se encontró en una cabaña de la América profunda. Este tomo saca a relucir su poder y su independencia que relucen ante el proteccionismo al que había estado anclada hasta el momento.

 

Wonder Woman: Carne

Wonder Woman: Carne

 

Paralelamente a todo esto Azzarello y Chiang nos muestran toda una galería de los tormentos al más puro estilo de los dioses griegos en una suerte de conversación (más bien monólogo) de Prometeo con su preso, el Primogénito. A través de las imágenes contemplamos el desdén de las divinidades hacia la vida y el dolor. Aquí ambos, guionista y dibujante, logran captar la esencia de los mitos helénicos con gran fidelidad. No cuesta imaginar uno de estos relatos de la tradición oral que trate sobre la vez en que Dioniso y Prometeo cocinaron el hígado de uno de sus hermanos mientras trataban de ganárselo para la causa.

 

En fin. Me cuesta creer que este mismo mes de mayo ECC saque a la venta el último tomo de esta estupendísima etapa. Será Wonder Woman: Huesos y le dará fin a una historia que se ha atrevido a mirar a la amazona más famosa de los cómics desde una perspectiva absolutamente innovadora.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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