poster Misión Imposible: Nación secreta

Misión imposible – Nación secreta: No hay quinto malo

Hacer una quinta parte interesante de una franquicia no es que sea una misión imposible, pero sí es una labor muy complicada. Lo bueno de que Misión: Imposible – Nación secreta sea una quinta entrega, es que al ir cambiando de manos en cada parte predecesora, la trama se empapa del estilo de cada realizador. Y Christopher McQuarrie parece inspirarse en películas de cine negro, del suspense de Hitchcock y de la acción más trepidante. Y así, la nueva aventura parece regenerarse en cada episodio por mucho que Tom Cruise se niegue a envejecer.

 

Ferguson y Cruise en la quinta entrega de Misión Imposible
El agente Ethan Hunt sigue dando la vuelta al mundo persiguiendo a los villanos. Londres, Viena o Marruecos, y en coche, en moto y nadando si hace falta. Y él –que no siempre los directores– no defrauda. Ni Tom Cruise, claro, que parece rehusar a soltar al agente secreto. Casi como un triatleta del espionaje mantiene el nivel de la saga. Ahora Hunt y los suyos deben ir tras de una organización llamada El sindicato, un grupo que planean poner orden mediante actos terroristas. En la operación se cruza con la agente Ilsa Faust (Rebecca Ferguson), que se desconoce si pertenece a la temible banda, o por el contrario apoya a los chicos del FMI. Por cierto, ésta se ha disuelto por mandato de la CIA, a cargo de Alan Hanley (Alec Baldwin).

 

McQuarrie se pone al nivel de J. J. Abrams o Brian de Palma, superando a John Woo con la segunda entrega, la más fallida de las cinco órdenes dadas. El actual cineasta aporta espectáculo visual con la acción en su punto más álgido y un montaje que juega con la intriga en las escenas cruciales, como la secuencia que se desarrolla en la ópera. No hay más que ver su preámbulo, con Ethan entrando en un avión como apuntaban el tráiler.

 

 

Tom Cruise es Ethan Hunt por quinta vez

 

El director rige por un lado, pero aquí el cabecilla es Tom Cruise. La estrella lo da todo en cada una de esas portentosas escenas, como la frenética encomienda bajo el agua, conduciendo a velocidad extrema, el sigilo entre bambalinas de una ópera. Magnifica la escena de la ópera: con el momento de ese momento del aria Nessun dorma de la ópera de Puccini. No podría haber otro instante más adecuado para tal clímax.

 

Los roles secundarios cumplen y se impulsan más en la nueva cita: Simon Pegg, encargado de la comicidad tiene más protagonismo aquí; y por su parte,misión cumplida. Rebecca Ferguson se las apaña en un rol ambiguo, y sabe moverse entre el misterio y la sensualidad. Jeremy Renner queda moderado, como dicta su papel, al igual que Baldwin en modo riguroso. En cuanto al malo, Sean Harris es el antagónico perfecto. Ahora el villano tiene un halo gélido y severo.

 

Rebecca Ferguson

 

Vale que en Mision: Imposible – Nacion secreta no hay un cara a cara como el de Phillip Seymour Hoffman, pero Sean Harris aporta un villano pedante y también despreciable. Tampoco hay tanta tensión como con Michelle Monaghan, pero con Ferguson hay tensión en la relación. Cierto es que Ethan y los suyos ponen el freno hacia mitad de la película para narrar la parte policial de la historia. Pero sin duda, la tensión se palpa y se siente, y los momentos contrarreloj se sufren igual por quinta vez. Y es que plantando cara a las leyes de la física, Ethan es irrepetible. Cruise se aferra a la saga como Hunt a esa compuerta del avión en el prólogo de la película. Si siguen así, sin cansar, sin reiterar y sorprendiendo, continuaremos con las misiones.

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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