Sicario: El día del Soldado

Sicario. El día del soldado: El color del dinero

Adiós Denis Villeneuve. Adiós Emily Blunt. La vida del sicario además de peligrosa, se mueve condicionada por el poder del dinero. Los amigos y los enemigos dependen de quién sea el mejor postor. El sicario cumple órdenes y así llegamos a una entretenida pero innecesaria secuela de Sicario (2015), que ahonda en el western y centra su mirada en los personajes de Benicio del Toro y Josh Brolin.

 

Josh Brolin

 

Hay que poner en valor que Taylor Sheridan sea el encargado de firmar el libreto de esta Sicario: El día del soldado, como ya hiciera con el film original. Por el camino se ha perdido la mirada quirúrgica y la «incomodidad moral» que suele acompañar a Villeneuve en sus películas, pero se ha mantenido el pulso belicoso y descarnado (gracias también a la labor de Stefano Sollima en la dirección, proveninente de entornos criminales como los de Suburra o la televisiva Gomorra) y cierta coherencia de tono y personajes. Así mismo, supone todo un acierto que El día del soldado pueda disfrutarse como un título independiente. El espectador que se acerque a esta película puede hacerlo de nuevas, sin rendir cuentas a la cinta de 2015.

 

La película de Sollima sigue con el foco puesto en la lucha contra el narcotráfico en la frontera entre EEUU y México y eleva el tono crítico apuntando directamente a la tragedia de la inmigración, convirtiéndose en un altavoz imprevisto contra los desmanes de la administración norteamericana del momento. Pero no nos llevemos a engaño, tanto la problemática de la inmigración, como la lucha antiterrorista (que también tiene su cuota de protagonismo) no pasan de ser el contexto que sirve de excusa para que los personajes interpretados por Brolin y del Toro pasen de su anterior ambigüedad al heroismo más icónico, ese por el que una persona es capaz de hacer lo necesario… y también lo correcto, aunque le lleve a guerrear por su cuenta contra todos. En este sentido, una vez que ambos personajes han tomado la alternativa de la agente Kate Macer (Emily Blunt) y se han puesto al frente de la situación, han perdido profundidad y han abrazado los arquetipos de sus roles.

 

Benicio Del Toro e Isabela Moner

 

Sicario: El día del Soldado (convertida ya en la segunda entrega de la que promete ser una trilogía) no aporta nada a la cinta firmada en 2015 por Denis Villeneuve. Ha agarrado los elemetnos más explotables y ha construido un nuevo relato a partir de ellos, con el único y loable objetivo de entretener y hacer taquilla. Objetivo que cumple con creces, ¡ojo! Pero no esperéis un exceso compromiso crítico o un complejo retrato con diferentes capas. Lo que se ve es lo que hay. Ahora bien, el público más cinéfilo apreciará la apuesta por el western en el tono y tratamiento general de la historia, evidenciando la maleabilidad y adaptabilidad de un género que siempre se suele dar por muerto de forma prematura. (igual que al personaje de Benicio del Toro -la película no pierde la oportunidad de realizar el simil). Los escenarios escogidos para filmar se prestan mucho a eso, al igual que el perfil del personaje de del Toro, que hace suyos muchos de los códigos del héroe parco y rudo del cine del Oeste.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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