Lo que siento hacia Tilda Swinton se puede llamar amor, y en esta ocasión, como en muchas otras, ha sido la motivación para ir a ver la película y nada más arrancar, funcionaba y todo; Ella, diosa del Olimpo, abre el filme vestida de rockera, subida a un escenario y siendo alabada por millares de eufóricos fans. Todo esto es anecdótico, ya que la película acaba siendo una tontería de dimensiones salomónicas. Veamos…
La recuperación de dicha estrella del rock de una intervención quirúrgica en una idílica casa mediterránea es el punto de partida de la película, pero todo se ve alterado por la llegada de un exnovio de la rockera; y esto es básicamente de lo que va la película. Puede pensar uno, «bueno, a lo mejor está bien aprovechado, con diálogos inteligentes y eso» pero no, ni de broma. Todo es absurdo y aburrido, el argumento acaba resultando inverosímil, el montaje es torpe ya que está elaborado mediante secuencias muy largas, lo que acaba siendo tedioso e insoportable, más aún cuando la mayoría de ellas son innecesarias para el resultado final.
No hay error mayor en la comedia que el pretender ser gracioso, buscar una carcajada en cada frasecilla o chistecito de cada personaje, en lugar de utilizar la espontaneidad o el diálogo rápido, y aquí sucede esto; el culpable, un Ralph Fiennes que interpreta un personaje que es para la película lo mismo que Jar Jar Binks a Star Wars, el espectador ansía su muerte dolorosa porque, de verdad, es algo horrible. Cargante e insufrible, no llego a entender porqué es caracterizado de ese modo, su comportamiento, aunque no puedo decir que sea innecesario, porque la película depende mucho de él para su desarrollo.
La intención se ve buena, y la película está muy bien dirigida por Luca Guadagnino (Yo soy el amor), pero considero que se va mucho por las ramas, se deja llevar por la pretensión y la búsqueda de una falsa complejidad y acaba sin saber que quiere contar. Por eso todo se vuelve caótico y desconcertante, en el peor sentido del término. NO.
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