De las recopilaciones que ha hecho ECC Ediciones de las diferentes miniseries vinculadas a Antes de Watchmen, la de los Minutemen se presenta como la más interesante y la que es capaz de enganchar a un mayor espectro de público. Esto se debe, principalmente, a la relativa independencia que tiene de la obra original de Alan Moore, ya que no versa sobre ninguno de los personajes principales de aquel cómic (por más que personajes como El Comediante tengan un rol en la historia), sino sobre el grupo de héroes que precedió a los icónicos personajes inmortalizados en el cine por Zack Snyder.
Darwyn Cooke ilustra y escribe (con Phil Noto trabajando el color) una historia que retrata al primer gran grupo de vigilantes enmascarados que operó en EEUU antes de que hicieran su aparición Dr.Manhattan, Ozymandias y compañía. Lo hicieron además en un complejo contexto político con la nación a punto de sumirse en la Segunda Guerra Mundial y la posterior posguerra con el auge, entre otros factores, de la Caza de Brujas de McCarthy.
A través de un relato narrado en primera persona por uno de los integrantes de aquellos Minutemen somos testigos del nacimiento y caída posterior del grupo. De sus luces y, sobre todo, de sus sombras. El autor canadiense retrata muy bien la falibilidad de las mujeres y los hombres que había detrás de las máscaras, sus miedos y sus adicciones. Un retrato en el que las apariencias chocan de manera terrible con los traumas de la guerra en Europa o la identidad sexual en una época de una moral muy estricta y un tanto discutible. A su modo, la evolución de EEUU en aquellas décadas (de finales de los 30 a mediados de los 60) tiene su correspondencia en los Minutemen. Su lucha por un ideal de valores y libertad acaba corrompida con los años dando lugar a una actitud descreida, derrotada e, incluso, enajenada.
Aunque nada de esto pilla por sorpresa. En boca de Hollis, su protagonista, Cooke marca desde muy pronto el tono trágico de su historia. La ingenuidad y buenas intenciones iniciales de los personajes pronto se dan de bruces con la realidad y sus propios demonios. La verdad y la justicia acaban siendo conceptos de significados relativos o flexibles. Todos acaban pagando un precio.
Darwyn Cooke propone un acercamiento al mundo de Watchmen muy interesante y complementario al de la obra de Moore y Gibbons. Puede leerse tanto de forma independiente como en relación a Watchmen, aunque en este supuesto, lo recomendable es leer Minutemen a posteriori, por más que funcione a modo de precuela.
El tomo de ECC se completa con un especial centrado en Dollar Bill (uno de los componentes de los Minutemen) íntimamente relacionado con los hechos narrados en la miniserie central y una historia en dos partes enfocada en Moloch (con guion de J. Michael Straczynski y dibujo de Eduardo Risso) cuya resolución conecta con la resolución de Watchmen (otro motivo para abordar Minutemen después de aquella y no antes).
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