«En una Tierra que no parece muy distinta a la nuestra…«
El 31 de agosto de 2019 escribía la primera reseña de El Reloj del Juicio Final, cuando ECC decidió editar en grapa la serie con la que Geoff Johns y Gary Frank ponían rumbo de colisión entre el universo de Watchmen y el de la DC actual. Hoy, año y medio después, me encuentro con que la lectura del integral que ha publicado la editorial catalana en un estupendo tomo en cartoné que justifica los cuarenta y dos eurazos que cuesta me provoca las mismas sensaciones que entonces. Siendo la primera y principal la de que Johns ha sabido capturar la esencia de la obra de Alan Moore en un frasco como los del perfume Nostalgia para crear un cómic que parece más una continuación directa del cómic original que una excusa de DC para reunir a los personajes de ambas realidades. Y siendo la segunda el hecho innegable de que la historia de Moore, ahora reproducida aquí con un toque menos del pesimismo que caracteriza al autor de V de Vendetta, sigue manteniendo a día de hoy plena vigencia.
Si nos centramos en la primera de las dos, no puedo evitar pensar en Antes de Watchmen. Bajo ese título DC (y más tarde ECC en España) trataría de rescatar los personajes de Watchmen a través de una serie de pequeñas precuelas que no se sabía muy bien si se planteaban como el germen de una nueva película que jamás llegó a plantearse (aunque más tarde terminara llegando la serie de HBO que tanto éxito tuvo, curiosamente, en 2019). Leí varios de esos pequeños ventanucos al pasado y, de hecho, llegué a disfrutar con el Ozymandias de Len Wein y Jae Lee, pero lo cierto es que el espíritu original de los personajes que había creado Moore quedaba diluido en un intento de crear versiones de los mismos que aun no hubieran tocado tanto fondo como en la colección de 1986.
«Mira cuántos de los vuestros han caído por culpa del relato del bien contra el mal«
Johns no comete los mismos errores. De hecho, su visión es tan fiel que ese espíritu y esa desesperación que emanaban de la Tierra al borde del colapso que se afanara en salvar Adrian Veidt a costa de cuantas vidas fueran necesarias son trasladados al universo DC sin que parezca algo forzado. Rorschach, el Doctor Manhattan, el propio Ozymandias… son tan protagonistas de esta historia como espectadores en un mundo que parece tan al borde del colapso como el suyo propio. Sólo que, en lugar de un gran final violento para la Guerra Fría, el guionista nos propone el fin de la fe de la humanidad en los superhéroes. Una trama que, por otra parte, ya hemos visto repetida en la Liga de la Justicia de Scott Snyder y en Batman: El Último Caballero de la Tierra, del mismo autor.
Esto nos lleva a la segunda de las sensaciones. Volvamos atrás en el tiempo. Hacia ese 2019 que mencionaba al principio del artículo. En aquel entonces no existía una pandemia, ni la terrible crisis que ésta ha originado. Y, sin embargo, volvía a estar en boca de todos el Reloj del Juicio Final, acontecimientos como el Cambio Climático, el auge de los fascismos en Europa, los movimientos anexionistas de ciertos países… volvían a hacer pensar a muchos en que el mundo estaba, una vez más al borde de un precipicio. ¡Y vaya que si lo estaba! ¡Y vaya que si lo está! Es en una situación como ésta cuando historias como la que leemos en este cómic se hacen necesarias. Porque nos ayuda a ver las cosas en perspectiva. Y porque nos ayuda a tener esperanza.
«Quizá salvar tu mundo requiera todo lo que tienes«
Porque, pese a su título, El Reloj del Juicio Final es un cómic sobre la esperanza. Sobre el cambio como constante universal y sobre como dicha constante es el motor de la evolución y la mejora y el camino hacia un mañana mejor. Este cómic es, en sus tres cuartas partes, un relato sórdido sobre héroes que dejan de poder sentirse como tales y sobre una humanidad que reniega de ellos, necesitada de una serie de cabezas de turco a las que culpar de todos sus fracasos. Pero también encierra una hermosa enseñanza, una pequeña luz que nos sirva de guía, para que sepamos que en ningún momento está todo perdido.
El Reloj del Juicio Final es, por fin, un cómic que reivindica como pocos el papel de Superman. Y en este sentido lo hace con una fábula muy hermosa e interesante, que fija su importante papel en la historia del universo DC a la vez que explica, sin despeinarse, el motivo de los infinitos relatos iniciáticos que hemos leído, visto y soñado sobre éste y otros héroes. Johns utiliza el concepto de Metaverso como sinónimo del universo ficticio que existe como constante más allá del transcurrir habitual de las realidades. Un molde desde el cual el resto de historias comienzan a desarrollarse, pero con unos personajes y unos datos clave que permanecen inalterables y que son los que lo dotan de su magia y hacen que volvamos una y otra vez a disfrutar con las mismas historias.
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