«Su cuerpo cae al pantano, junto con la fórmula de la que está saturado«
El lector de cómics novel comienza a conocer a Alan Moore por su siniestro análisis de la figura del superhéroe en Watchmen, o por su firme defensa de los ideales anarquistas en V de Vendetta. Raro es el que comienza a leer sus obras a partir de su extensa participación en La Cosa del Pantano y, sin embargo, están ahí todas las claves de su estilo creativo, su filosofía y su manera de entender el mundo del cómic. Ahora, después de haber estado editando la colección en tomos un poco más manejables, ECC se lanza a editar en tomo único (de apenas mil ciento sesenta y ocho páginas) la Saga Completa del guionista británico en un loable intento por que tengamos todas sus historias recopiladas en un único volumen a la vez que nos hacemos con un arma contundente con el peso de un saco de ladrillos por el moderado precio de setenta y cinco euros.
Locuras aparte, el tomo que tenemos en nuestras manos contiene una joya imperecedera del mundo de la viñeta. A nivel argumental, Moore nos ofrece un relato que se desliza con naturalidad entre el terror, la ecología, el romance y la tragedia. La Cosa del Pantano, en sus manos, evoluciona y se gana una mitología, más poder y un trasfondo inteligente y creíble dentro de la ciencia ficción que la sustenta. A nivel visual, el cómic se convertiría en un muestrario de estilos y experimentaciones que años más tarde otros muchos artistas han hecho suyos, tanto para elaborar relatos de terror como para dar rienda suelta a la fantasía.
«Menos mal que ya tengo el pelo blanco«
No me tengo que ir muy lejos para encontrarme con cómics que parecen beber en cierta medida de esta sensacional etapa. La genial saga que Al Ewing le ha dedicado a Hulk en la Casa de las Ideas bebe visual y espiritualmente de la Cosa del Pantano de Moore, así como de otras muchas obras cumbre del terror en viñetas. Sin embargo, lo que hace de la Cosa del Pantano un hito es el viaje que Moore nos ofrece de la mano del propio monstruo, que busca conocerse a sí mismo, hallar la respuesta al sentido de su existencia y que se pregunta, con el dolor que ello conlleva, si aún conserva el derecho a una vida feliz y plena después de haberse visto convertido en un ser bestial de imposible inserción en la sociedad.
Porque el mundo de los cómics nos ha presentado en ocasiones a monstruos (como la Cosa de los Cuatro Fantásticos o algunos de los villanos más llamativos de las dos grandes editoriales estadounidenses) que parecen integrarse sin problemas entre el resto de los humanos, pero Moore trata a su personaje con el realismo de cómo se trataría en la actualidad a una masa viviente de vegetales a medio descomponer con el olor propio de los pantanos y las charcas. La Criatura se ve apartada a territorios en los que el ser humano se niega a vivir y hace de ellos su refugio y su hogar ante una humanidad que o bien niega su existencia o trata de erradicarla.
Gran parte de los temas recurrentes de Alan Moore (el pesimismo ante una sociedad capitalista injusta, el ecologismo, los personajes torturados…) se encuentran contenidos en esta espectacular saga que, si uno logra sobreponerse de su precio y su grosor, es una adición mucho más que interesante para todas nuestras bibliotecas.
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