ECC Ediciones aprovecha el sello DC Black Label para reeditar Batman: Caballero Blanco, la personal visión de Sean Murphy (autor de Punk Rock Jesus) del cruzado enmascarado. Si buscáis una obra independiente de Batman, esta es una apuesta segura. Estamos en una suerte de Elseworld en el que Joker, reconvertido ahora en Jack Napier se ha autoproclamado el Caballero Blanco de Gotham y tiene como principal misión demostrar que Batman es la mayor amenaza de la ciudad, que es el peor de los supervillanos que infunden terror en los gothamitas de bien.

«Deja de quejarte y ve a ponerte el maquillaje…«

Salvo por unos pocos detalles, la obra de Murphy podría pasar perfectamente como una historia más engarzada en la continuidad del personaje. El autor muestra un gran cariño y respeto por los personajes, además de un profundo conocimiento sobre ellos, lo que le abre muchas puertas. Plantea algunos conceptos muy interesantes más allá del giro de tuerca que lleva a cabo con Joker. La forma de jugar con la identidad de Harley Quinn y su tóxica relación con el villano o los retorcidos usos de las habilidades de Clayface son ilustrativos de esta cuestión. Sean Murphy saca provecho de las tremendas posibilidades que le proporciona el disponer del universo gothamita fuera de la continuidad oficial.

Sean Murphy hace un interesante estudio de sus personajes protagonistas y de las diferentes relaciones codependientes establecidas entre ellos, principalmente la existente entre Batman y Joker, pero también la que hay entre este y Harley. Ambras, relaciones con un marcado carácter tóxico y destructivo, condenadas a generar dolor y locura en sus participantes. Y en medio, Gotham y todos sus seres queridos. La mirada de Murphy hacia la psique de sus personajes tiene un punto perverso, pero no por ello es menos certera y por tanto también más perturbadora. Viven una obsesión abocada a la fatalidad y ninguno quiere o es capaz de hacer nada por evitarlo.

Como viene siendo habitual en muchas de estas ediciones, el contenido extra deja bastante que desear, limitándose a un puñado de portadas alternativas y seis páginas dedicadas al diseño de personajes y el proceso de creación de algunas de las portadas.