Por más que su publicación original haya sido por entregas, que haya sido concebida de esta manera por DC Comics (y ECC Ediciones en España), lo cierto es que Batman: Condenado es una obra que debe consumirse como lectura única. Si ya puede resultar confusa de por sí en algunos de sus pasajes, leer los capítulos con la diferencia mensual que conlleva la publicación seriada no facilita precisamente la comprensión de lo que acontece en sus páginas, obligándonos a retroceder a los álbumes anteriores, lo que afecta al ritmo e interés del público.

«Constantine, en nombre de dios, ¿qué es lo que has hecho?«

Como dijimos en las reseñas tanto del primer como del segundo tomo, el aire de desconcierto no desaparece en ningún momento. Incluso al final, cuando Batman sale de su estado de ignorancia y descubre la verdad, los lectores seguimos cazando moscas. Solo cuando echamos un vistazo a los cuadernos anteriores y los leemos con otros ojos, entedemos mejor el sentido de diálogos y frases como esta con la que prácticamente arranca el relato: «Ahora tenemos una historia. Una que voy a tratar de evitar tener que contar mientras la cuento«.

Brian Azzarello y Lee Bermejo han construido un relato más complejo de lo que aparenta, que requiere de una lectura meditada y cuidadosa con lo que se dice. Como la vida, Batman: Condenado ha sido víctima de las expectativas y de las ideas preconcebidas. Hemos buscado una lectura que no hemos encontrado y no hemos visto la que realmente era. Igual cuando se reedite en un único tomo somos capaces de verla en su conjunto.