Con la publicación del segundo volumen de Batman: Condenado por parte de ECC Ediciones el miedo empieza a hacer aparición. Seguimos insistiendo en que la obra ganará enteros cuando nos enfrentemos a ella de forma global, pero las dudas que asomaban tras la lectura del primer tomo no solo no desaparecen, sino que persisten en este segundo libro.
Brian Azzarello y Lee Bermejo, amparados en la libertad de acción que les ofrece el sello Black Label están construyendo un relato acerca del Caballero Oscuro que parece estar más interesado en las sensaciones y en explorar la vulnerabilidad del héroe a partir de una situación que le provoca un desconcierto abrumador, sin pistas claras a las que aferrarse, que en establecer una historia más o menos definida. No nos lo ponen fácil a los lectores, para desesperación de los más impacientes.
El problema radica en la sensación de que están dando demasiados rodeos, y que lo hacen de manera descarada. Pero al mismo tiempo, cuando reposamos la lectura pensamos (o queremos pensar) que se nos escapa algo, que no tenemos todas las pistas o no sabemos verlas. Ahí radica la esperanza en este nuevo acercamiento de Lee y Azzarello al Cruzado Enmascarado una vez concluya su publicación y podamos verla en su conjunto.
Más allá de estas sensaciones encontradas, el segundo libro de Batman: Condenado propone algunas cosas interesantes (además del genial trabajo de Lee a los lápices), especialmente en la caracterización de los personajes. Con Joker fuera de escena y Batman en el punto de mira, era de esperar que cierta aliada del jocoso villano hiciera su aparición, y lo hace a lo grande, enloquecida por la frustración y el corazón roto.
Azzarello elabora una atractiva caracterización para sus principales actores. El miedo y la desesperación campan a sus anchas, haciéndose más fuertes a medida que Batman parece acercarse a algo que pueda arrojar algo de luz sobre el misterio que le rodea. La promesa de un violento y tortuoso desenlace, que dejará tocado a nuestro protagonista, no para de crecer a medida que nos encaminemos a él. Veremos.
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