Black Paradox: Doppelgängers suicidas

Black ParadoxJunji Ito es uno de los autores más destacados del manga de terror, con obras como Uzumaki o Gyo (que también publicará ECC después de verano), con reconocimientos internaciones que van de la nominación a los Eisner (los Oscar del cómic), a festivales como Angoulême y menciones como el premio Kazuo Umezu en su Japón natal. Junji Ito sabe de qué va el género y es un experto en trasladar al lector la angustia y el horror.

 

ECC, en su firme apuesta por abrirse al mercado del manga, nos ofrece una excelente edición de Black Paradox, incluyendo dos historias cortas: El pabellón de lo paranormal y La lamedora, convirtiendo a esta obra en un magnifico punto de entrada al personal universo de Ito.

 

El relato principal, Black Paradox, parte –siguiendo la excelsa tradición nipona– de un planteamiento fuertemente arraigado en el realismo para luego mutar (de forma muy natural) en una historia sobrenatural donde lo insólito y fantástico se vuelve cotidiano. Pitan, Taburô, Barachi y Marceau se han conocido en una web que propicia encuentros entre suicidas para acabar con su vida juntos. Los cuatro viajan en coche hasta una solitaria arboleda y se disponen a ejecutar su plan cuando algo extraño sucede. Una serie de casuales desgracias les llevan a abandonar su plan inicial y caen en una espiral de terror de la que ya no podrán salir.

 

Como víctimas y responsables de la situación creada, los personajes van siendo moldeados por un Junji Ito que explora multitud de temas relacionados con la propia identidad. El mito del doppelgänger, por ejemplo, es abordado desde varios interesantes enfoques: desde el derivado de los avances en robótica, a otros con un cariz más espiritual y misterioso como dobles que nos vigilan y reversos del espejo que cobran vida. La búsqueda de uno mismo, literal y metafórica, es la base de un relato que se adentra en espectrales y sorprendentes mundos alternativos y tiene tiempo además de hacer una perturbadora crítica a la desmedida codicia del hombre y al excesivo precio que estamos dispuestos a pagar por el bien del progreso.

 

No estamos tanto ante un análisis sobre quiénes somos, sino ante un retrato de la ceguera que nos autoimponemos movidos por el miedo y la negación de la realidad. Nosotros mismos seremos quienes escribiremos nuestro –prematuro– final.

Black Paradox

 

Ito tiene la enorme habilidad de hilar y combinar esta serie de ideas de forma que comporten una especie de red causa y efecto, manteniendo la intriga en todo momento. Dentro del mundo creado por el autor los elementos se van conjugando con mucha naturalidad, por más que como acontecimientos/objetos aislados puedan resultar inverosímiles. La excitación que provoca el mangaka con cada golpe de efecto y giro argumental logra acrecentar el entusiasmo del lector hasta su atrevido y desconcertante final, al más puro estilo de La Cabina (Antonio Mercero, 1972). Los hechos son los que son, se nos presentan de una manera y perderíamos el tiempo buscando una explicación racional o lógica. Junji Ito nos ofrece un alegórico retrato abierto a la interpretación total del lector.

 

El dibujo, rico en fondos y escenarios, sigue un trazo limpio, adulto y realista, que combina perfectamente con el tono de la historia. De líneas expresivas e imaginativas, las escenas más grotescas o terroríficas resultan muy sugestivas, ayudando al texto a sumergir al lector en la obra.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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