«Sé cuánto quieres la muerte de este hombre. Pero no le dejarás morir«
Cuando algo funciona, da pena dejarlo marchar. Esto es aplicable tanto al personaje como al guionista de la serie que ECC nos trae ahora en formato grapa. El Batman que Ríe nació en Noches Oscuras como una siniestra fusión entre el Cabalero Oscuro y su némesis. Sin embargo, su éxito se debió a que iba mucho más allá que anteriores cruces entre el murciélago y el payaso (me vienen ahora a la cabeza la de John Bolton y un intento en El Fin del Mañana) y este personaje se convertía en un ente autónomo sobre el que apetecía mucho saber más. Algo como lo que ha ocurrido en la Casa de las Ideas con el Motorista Fantasma Galáctico.
Como decía, lo mimo ocurre con Scott Snyder. Cuando dentro de unos años echemos la vista atrás, será imposible entender al Batman de la segunda década del siglo XXI sin pasar por este autor. Desde que comenzara su andadura en las páginas de Detective Comics y hasta la serie actual, que compagina con su labor en la Liga de la Justicia (en una de sus mejores etapas en años) ha pasado casi una década en la que Snyder ha desmontado al héroe pieza a pieza y lo ha vuelto a montar para acto seguido pasarle el relevo a Tom King. Pero cuando parecía que ya lo habíamos leído todo sobre el Batman de este autor llegó All-Star Batman con una maravillosa historia sobre Dos Caras. Y después vimos como Noches Oscuras (el gran crossover que ha caído en sus manos) giraba en torno al personaje… Y ahora esto. O bien Snyder es adicto a las emociones que proporciona el Hombre Murciélago, o en DC son extremadamente dependientes de la relación casi simbiótica entre uno de sus mayores héroes y uno de sus mejores guionistas.
«Pero un murciélago es un mensajero del inframundo. Te dice qué hacer. No en qué convertirte«
Así es como llega esta colección a nuestras manos. Del cruce entre la necesidad de saber más sobre el Batman que Ríe y el éxito asegurado de cualquier producto con las palabras Batman y Snyder escritas sobre su portada. Qué casualidad que en la Liga de la Justicia del guionista haya hecho falta rescatar al villano y qué casualidad también que éste le haya exigido a Lex Luthor la libertad para desarrollar sus propios planes al margen de la Legión… Pero eso es algo que ya analizaremos cuando me ocupe de esa colección. Lo que toca hoy es centrarse en una serie que va a contar con siete números (ocho si hacemos caso de la portada del El Batman que Ríe #3 español) y que no pretende otra cosa que seguir haciendo evolucionar al protector de Gotham a la vez que seguimos explorando en las múltiples encrucijadas a las que se ha enfrentado a lo largo de su carrera.
Porque va sobre cruces de caminos la historia. Y sobre las decisiones que se toman en cada uno de ellos. El Batman que Ríe provine de un mundo en el que el Caballero Oscuro asesinó por fin al Joker, su acompañante de otro en el que Bruce Wayne recogió del suelo el arma con que Joe Chill asesinó a sus padres, y por el camino iremos viendo a más ejemplos de las mil y una vidas que pudo tener el único hijo de los Wayne. Hasta que llegue un momento en el que la historia (que no deja de ser un enfrentamiento más entre Batman, el Joker y sus propios demonios interiores) quede en un segundo plano ante la reflexión que tanto le gusta al guionista de qué es lo que hace del héroe el personaje por el que todos suspiramos.
Al lado de Snyder se coloca un Jock al que no le sienta mal la adición de un poco de color por parte de David Baron (aunque tampoco es que lo necesite un dibujante que juega tan bien con las sombras y lo que éstas añaden a la composición). El Batman que Ríe no viene a revolucionar el universo el Caballero Oscuro, sino a suministrar algo de metadona a todos los adictos al guionista que lo escribe y al personaje que él mismo creó.
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