ECC Ediciones recupera para su catálogo una historia corta de Hellblazer escrita por Jamie Delano e ilustrada por Jock publicada años atrás por Planeta Cómic, cuando esta ostentaba la licencia de DC Comics en nuestro país. Un breve lavado de cara actualizando los pertinentes logos (pasamos de la desaparecida Vertigo a la actual DC Black Label) y poco más, la experiencia es la misma que la de entonces.
«Sospechamos que esta basura ha colaborado»
Publicado originalmente en 2010, uno de los atractivos de la obra es comprobar cómo ha tratado el tiempo al guionista a la hora de enfrentarse a John Constantine, pues fue Jamie Delano el autor que dio vida a sus primeras aventuras en solitario. Co-creado por por Alan Moore y Stephen R. Bissette durante la etapa del guionista británico en La Cosa del Pantano, las primeras aventuras de Hellblazer tenían la firma de Delano, que estuvo al frente de la cabecera entre 1988 y 1991.
A este respecto, hay cosas que no cambian y si algo define a Hellblazer: Pandemonium es su feroz crítica social, pues los demonios no son solo sobrenaturales. Claro, el contexto es diferente entre sus primeras aventuras en la serie regular de Hellblazer y este tomo único. De las desigualdades durante el gobierno de hierro de Margaret Tatcher en Reino Unido a la desesperación de una Irak sometida por los dictadores internos y los «libertadores» extranjeros que ahogan el futuro de un país cuya rica historia se remonta hasta la antigua Mesopotamia.
«No se sabe si algo está bueno hasta que se prueba, ¿eh?»
A su manera Hellblazer: Pandemonium podría formar parte de la etapa fundacional del personaje. Delano afila su pluma y concibe un relato que evoca en tono e intenciones a sus trabajos de entonces, bastante diferentes (sobre todo en formas) a lo que llevarían adelante Garth Ennis y demás guionistas que le sucedieron. Así, la lectura se presenta como una oportunidad para nostálgicos y lectores clásicos del antihéroe. Para el resto, o bien puede suponer una interesante lectura de misterio y terror cocinada a fuego lento, o -por esa calma para presentar los hechos- una experiencia tediosa y agotadora.
¿Cómo puede ser posible tal disparidad de criterios? Por el propio enfoque de Delano, cuyo guion, cargado de pensamientos y reflexiones del protagonista, opaca el trabajo visual de Jock. Este es un cómic en el que el dibujo está al servicio del guion, y el recurso de la voz en off para relatar la historia siempre presenta el riesgo de resultar redundante o -como es el caso- cargante.
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