«Este mundo recompensa a los cabrones«
Llegamos a la Tierra-4 dentro del tour multiversal que nos ha preparado Grant Morrison como antesala de la Convergencia DC. El amor de este hombre por lo que viene siendo el trastocar los tiempos alcanza una nueva cota en este cuarto número de El Multiverso al relatar una historia desde el final y hasta el principio (¿alguien más ha recordado Memento?) con una colección de personajes que dan la impresión de tener una interesante historia detrás.
Y es que desde el Capitán Átomo que ilustra esta entrada hasta la ultraviolenta versión de Question de este universo, los protagonistas de este relato se ajustan a la perfección con los que creó Alan Moore para Watchmen, basta con darse un paseo por la red para enterarse de la motivación tras estas decisiones, y se convierten en una actualización del discurso que se deducía de dicho clásico de la viñeta. Pax Americana, el período de paz y prosperidad en occidente tras el fin de la II Guerra Mundial en el que los Estados Unidos han tenido un papel dominante similar al del Imperio Romano, se centra en el descubrimiento por parte de un presidente norteamericano de los mecanismos y la fórmula que hacen funcionar al multiverso y en cómo se busca sacar provecho de este descubrimiento para lanzar a su país hacia una nueva época de crecimiento y prosperidad.
«Este hombre podría matar a los enemigos del país con sólo pensarlo«
Pero, por una vez, los extraños constructos de Morrison funcionan perfectamente entre sí y el relato de este cómic se convierte en uno de los más interesantes de la colección hasta el momento. La manera en que el guionista usa la narración y el hecho de que el cómic se pueda (y casi se deba) leer en ambos sentidos hacen de esta una lectura sorprendente y rica. Pax Americana se puede entender como la renovación de los conceptos de Moore, sí, pero también se trata de un refrescante experimento narrativo que viene a desengrasar los engranajes de nuestra mente.
Frank Quitely (escocés que ya ha coincidido con su compatriota en series como New X-Men y All-Star Superman) es en gran parte responsable de que todo esto funcione. La manera en que Morrison y él componen las viñetas y el sensacional dibujo del que hace gala (con guiños a la obra de los ochenta aquí y allá incluidos) hacen de Pax Americana un verdadero goce para los sentidos y un paso por el ecuador de esta sorprendente serie verdaderamente satisfactorio.
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