«Sí, vale, todo lo que hizo lo hizo por amor«
Me sabe mal que DC vaya cortando el grifo de series tan sorprendentes como esta. Vale que llega Rebirth y hay que hacer limpieza como sea y vale que en la editorial tengan una especie de fiebre cor lo juvenil y adolescente, pero lo cierto es que Gotham a Medianoche, con todos los reparos que me dio en un principio como producto derivado del spin-off de otro producto, se ha mostrado como una serie fresca e imaginativa de las que tanta falta le hacen a la editorial de Batman y Superman.
Con la distancia y conociendo el hecho de su final tras la última página de este segundo tomo uno ve en esta aventura los mismos signos de lo experimental que vimos en la divertida Dial H (que duró tan sólo dos números más que ésta) y, además, le observa dos ‘ascendientes’ directos con los que se relaciona casi sin darse cuenta. El primero de ellos, como tendríamos que tener más que claro, es la también de actualidad serie de Gotham Central (dentro de poco reseñaremos su último tomo): la serie de Ray Fawkes toma ejemplo de la de Ed Brubaker y Greg Rucka para (de una manera muy reducida) presentarnos el día a día de una comisaría muy particular dentro de la ciudad gótica. Las historias personales, entremezcladas con habilidad dentro de la rutina de cada caso, cobran especial importancia sobre todo a partir de esta segunda mitad y se nos vuelve a llamar la atención sobre los muchos héroes anónimos que viven en la ciudad protegida por el murciélago.
«¿Por qué el Espectro no va a Arkham y lo deja limpio?«
El segundo es un tema algo más complicado, en parte porque ya existe una continuación más o menos oficial de la serie y en parte porque esta historia huye con elegancia del tema de las capas. Pero bien es cierto que Fawkes logra dar con la tecla que se perdió al final de la Liga de la Justicia Oscura y ahonda en el género místico de DC respetando muchísimo a los personajes que toma prestados (el Espectro) y presentando a nuevos villanos con la suficiente presencia como para suponer una verdadera amenaza para los héroes de esta aventura. Gotham a Medianoche es una LJO oscurecida y antiheroica que demuestra que se pueden lograr grandes cosas sin recurrir al tan manido tema de los superhéroes de la editorial.
La manera en que la historia se va desarrollando hasta llegar al épico final de este volumen es otro de los grandes méritos que hay que atribuirle a Fawkes. Pasamos de una dinámica de caso por capítulo (los tres primeros números de este volumen) a una mucho más elaborada de una manera absolutamente natural. Es normal, se veía venir desde el primer compás de la serie, el enfrentamiento entre la comisaria del Distrito 13 y la central gothamita. Sin embargo, cuando éste se produce, el guionista lo aprovecha para abofetearnos con él y traer de golpe todos los hilos sueltos que había ido dejando a lo largo de toda la colección.
«Tu poder es el poder del Cielo«
Llegamos así a una épica y maravillosa situación final en la que las tinieblas y la luz se dan la mano por obra y gracia de un Fawkes iluminado que se atreve a buscarle no uno, sino dos contrincantes de altura al todopoderoso Espectro en una batalla (y nunca había estado tan bien dicha esta frase) por el alma de Gotham. El autor va más allá de los conceptos del bien y el mal para centrarse en los del crimen y (en lugar del castigo) la posibilidad del perdón. Todos los personajes de nuestra historia han ‘pecado’ y todos, con la posible excepción de la difunta hermana Justine, comenzaron la serie con la búsqueda de la redención plasmada en sus rostros y en sus mentes. Fawkes cierra su serie con un alegato a favor de la posibilidad del perdón en un mundo totalmente corrompido y se gana con ello mi eterno respeto y admiración.
Ben Templesmith abandona la dirección artística de la serie en su segunda mitad y es sustituido por Juan Ferreyra, responsable de las imágenes que acompañan a este artículo (que baste ello como presentación de sus estupendas habilidades) y de gran parte de las portadas de esta etapa y, puntualmente, por un eficiente Chistian Duce. La capacidad para infundir miedo de Templesmith se pierde ligeramente, pero a cambio ganamos en espectacularidad, que es muy necesaria de cara al desenlace de la historia.
Como ha pasado otras veces en esta oscura etapa de DC, son extraordinarias series como ésta lo que debemos salvar de un tiempo convulso. Gotham a Medianoche es una oscura joya que guardar al lado de otros descubrimientos como la anteriormente citada Dial H o Yo, Vampiro (que significó la entrada a lo grande de Andrea Sorrentino en el mundo de las majors americanas).
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