«Habrá muchos que no te creerán ni te escucharán«
Quizás lo que más mole de la serie Otros Mundos sea el hecho de que su extrema libertad permite a muchos autores normalmente constreñidos por la continuidad editorial dejar vagar su imaginación a través de una miríada de aventuras extrañas y extraordinarias que, de otra forma, nunca habrían tenido ocasión de ser contadas. Ya hemos visto a la Liga de la Justicia desenvolverse en el Lejano Oeste o a Batman, Superman y Wonder Woman replicar el mecánico universo de Metropolis, sólo era cuestión de tiempo que los ojos de alguno de los muchos autores de la editorial se posaran en uno de los subgéneros literarios que más me han fascinado desde niño: la fantasía épica.
Con una clara influencia de la que podríamos considerar como precursora del género, El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien, El Acertijo de la Bestia nos conduce a un mundo de fantasía en el que los papeles han vuelto a ser repartidos y cada héroe y cada villano han encontrado un nuevo lugar al que pertenecer y a partir del cual desarrollarse. En dicho mundo Alan Grant cuenta una historia que hemos vivido mil veces de un antiguo mal que vuelve a reclamar como suyo un territorio aún herido por la guerra que lo asoló hace ya muchos años. Sólo la unión de los pueblos que lo componen, distanciados por el miedo y viejas rencillas aún por superar podrá devolver de nuevo a la amenaza al oscuro mundo de tinieblas del que ha regresado.
«¿Qué tal esto? ¡Una oda al vástago del mal!«
No hay en esta ocasión un Anillo Único que dejar caer al rugiente fuego del Monte del Destino, se trata más bien de la profecía de un irreconocible Edward Nigma, que conduce a Tim Drake, inverosímil protagonista de este cuento, a través de montañas, valles y ciudades desoladas en busca del entendimiento de viejos y nuevos guerreros. Su periplo desde la ciudad conocida como Refugio y hasta las murallas de Ciudad Kryptón es relatado con gran habilidad por Grant, que asimila con rapidez los engranajes que hacen funcionar a esta clase de relatos. Sea como fuere, en muy poco tiempo nos vemos inmersos en una historia que no deja respiro a sus protagonistas y que, con alguna excepción, sorprende por el derroche de imaginación realizado. Nunca jamás habríamos imaginado cuál es el villano de esta aventura como tampoco podríamos ser capaces de tejer la fantástica visión de personajes como el Detective Marciano o el propio Batman que hace el autor de tantos cómics del Juez Dredd y creador del personaje de Anarky para el Caballero Oscuro.
Grant se rodea para esta aventura de una auténtica legión de dibujantes (quince ni más ni menos) que dotan al relato de un aspecto impresionante, pero eternamente cambiante, lo cual nos puede confundir un poco en ciertos tramos de la narración al ser complicado otorgar un nombre a un personaje que dos páginas más adelante cambiará de físico radicalmente. Sin embargo, me atrevería a decir que esta locura pictórica juega a favor de lo que estamos leyendo, que no deja de ser una ensoñación de lo que podría haber sido el universo DC en otras circunstancias. Tenemos ante nosotros una historia contada por uno de los grandes del cómic e imaginada por quince de sus mejores artistas lista para ser disfrutada en cualquiera de estas calurosas tardes de agosto en la sombra de nuestro cuarto mientras esperamos a que se retire el inclemente sol.
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