«Mejor que la última vez, pero eso no es decir mucho«
La reseña que tenía pensada a las pocas páginas de comenzar este nuevo número y la que al final estoy escribiendo ha evolucionado tanto como el concepto de Escuadrón Suicida que Sean Ryan ha estado aplicando desde que dio fin el crossover de Maldad Eterna.
Lo cierto es que el Nuevo Escuadrón Suicida que vimos allá por junio necesitaba despegar ya. El primer tomo dejaba clara la incapacidad de este equipo para salir victorioso de las misiones (empeorando la sensación de caos y desgobierno que viéramos con su formación previa) y esa sensación se mantiene en el presente tomo. Pero hacían falta subtramas que impidieran que lo superficial terminara por aburrirnos y no es hasta la mitad de este nuevo arco que Ryan comienza a plantar las semillas de futuros acontecimientos y a desarrollar a los personajes más o menos estables de la formación. Haste ese momento Defectuoso no es más que un espectáculo de dinamita y chistes fáciles a lo Michael Bay que cuesta aún más digerir por el nefasto dibujo que Tom Derenick y Rob Hunter despliegan en sus páginas.
«Por alguna extraña razón, eso no me hace sentir mejor«
Todo cambia con la aparición de un nuevo metahumano chino y fabricado en cadena. Con un origen que recuerda gráficamente tanto al del V de Alan Moore, este nuevo personaje sin nombre le da un giro de ciento ochenta grados a la historia para convertirla, durante un número, en un impactante relato iniciático y para, más tarde, demostrar como la caída en bomba de este sujeto (con homenaje clarísimo y directo a las primeras apariciones de Superman) tiene efectos sobre el resto de integrantes de Fuerza X (siendo Harley Quinn quizás la más afectada, ya veremos de qué manera).
De fondo, el creciente estado de decepción política de Sage promete nuevos problemas en el futuro, mientras que en el presente Ryan nos obsequia con la lenta recuperación de Deadshot (física, que no mental) y con el choque de Manta con la triste y absurda realidad de esta fuerza de choque sin esperanzas de redención… Ni casi de supervivencia.
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