Aparecida por primera vez en el mercado norteamericano en 1999, ECC ha tenido a bien recuperar Promethea en tres tomos en cartoné, del que os presentamos el primero de ellos. Alan Moore y J.H. Williams III forman equipo en una obra que explora diferentes mundos oníricos y mágicos, en la línea de los intereses de su afamado autor. Promethea es, pues, una obra que exuda imaginación y personalidad desde sus primeras páginas.

Esta obra, a caballo entre el cómic de superhéroes y el ensayo sobre las artes místicas, nos presenta a Promethea, una suerte de entidad que vive en un plano diferente al nuestro, habitando en el folclore y manifestaciones literarias varias. Pero, de cuando en cuando, Promethea llega a nuestro mundo tomando a una persona como huésped, siempre con la misión de salvaguardar nuestra realidad de las fuerzas del mal. Esto es lo que le sucede a nuestra protagonista, Sophie Bangs.

La dualidad que presenta la obra favorece su atractivo para un espectro de público mucho mayor. Desde una capa más superficial, estamos ante una suerte de Wonder Woman que se enfrenta a unos enemigos que poco tienen que envidiar a los Olímpicos o a cualquiera de los mundos oníricos del entorno Vértigo, como podría darse en The Sandman. No falta la acción ni la épica. Si rascamos un poco advertimos la obsesión del guionista británico por el mundo de la magia y lo metafísico (en su momento llegó a afirmar que dejaría de escribir para dedicarse de lleno a ella), así como sus excesos con la meticulosidad y los detalles que favorecen la simbología y el uso del metalenguaje. A medida que avanzamos, sin embargo, las inquietudes de Moore van impregnándolo todo, alejándose de esa temática superheroica para profundizar en sus reflexiones y exposición sobre las artes místicas (y la filosofía), añadiendo una mayor complejidad a la obra.

Al dibujo tenemos a un artista que con trabajos como Fábulas o Sandman: Obertura demuestra que se siente tremendamente cómodo en mundos en los que ha de exprimirse al máximo, en los que, casi de forma literal, la imaginación es el límite. Un dibujante que disfruta retorciendo la composición de las páginas (Promethea, con la variedad de realidades que presenta ofrece mucho juego al respecto) para sacarles el máximo potencial, logrando que el dibujo no sea un simple complemento del guion, sino parte indispensable de la narración.

A Williams le acompañan, de forma puntual, el español José Villarrubia y Charles Vess. Además del mítico Alex Ross, que realiza la portada del primer número y que descubrimos nada más abrir el volumen, después del texto introductorio del propio Alan Moore.