John Romita Jr. se convierte en autor completo de la colección en este número. Después de un interesantísimo impasse (Superman #40) en el que Clark y Jimmy Olsen compartían un día juntos, y en el que el justiciero debía resolver una situación complicada sin poder usar sus poderes, en Superman #41 (que edita ECC Ediciones) volvemos sobre uno de los descubrimientos que ha hecho el kriptoniano en las últimas entregas, la adquisición de un nuevo poder con el que «explota» y para el que necesita unas 24h para poder recuperar por completo sus poderes.
Así, en esta nueva grapa, Superman está decidido a experimentar con esta nueva habilidad en compañía y con la colaboración de sus amigos de la Liga de la Justicia con el fin de aprender más de la misma, sus capacidades y sus limitaciones. Hasta ahí las bondades de este número de relleno en el que queda claro que en la cúpula deceíta no saben qué hacer con uno de sus buques insignia.
Romita crea una historia en la que vemos a Clark lidiar con un mundo sin poderes, experimentando lo que para nosotros, el resto de mortales, son las cosas del día a día. «Experiencias» tan banales como beber una cerveza no afectan igual al boy scout que a nosotros. No falta, como es lógico, el villano de turno que hará su agosto con un Superman en horas bajas. Romita da a su relato un tono muy trivial, marcando el acento de relleno del mismo.
Al pobre guión le acompaña un dibujo bastante desganado. Salvo algunas viñetas con Wonder Woman, el trazo del veterano artista dista de sus mejores tiempos, dejándose llevar por la desidia que arrastra el relato.
Habrá que esperar tiempos mejores.
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