Renacimiento trajo muchas cosas buenas y otras tantas malas al universo DC. Una de las más discutidas (al menos por nuestra parte) fue la de borrar de un plumazo todo lo hecho por Brian Azzarello y Cliff Chiang (con la colaboración de otros dibujantes como Tony S. Daniel o Goran Sudzuka) en Wonder Woman. Llegaba Greg Rucka y el autor, versado en lides amazónicas, tenía por misión devolver a Diana a terrenos más convencionales o, concretamente, a terrenos conocidos por el guionista.

«Se llama Diana, lo cual es raro porque es un nombre romano»

Solo así se explica la voluntad del mismo por explorar de nuevo el origen de la princesa amazona en esta saga titulada Año Uno y que ECC Ediciones recoge en un volumen en tapa dura. En este punto hay que felicitar a la editorial. Igual que con la edición en rústica que publicó en su momento criticamos con severidad la decisión de juntar sin más las grapas originales norteamericanas, ahora es de halagar que haya respetado la recopilación por arcos argumentales y no por números. ¿Y esto por qué? La Wonder Woman de Renacimiento llegó con una particularidad. Mientras que Superman o Batman contaban con una doble cabecera (Superman / Action Comics y Batman / Detective Comics), Diana solo tenía (tiene) una serie, a pesar de contar también con dos líneas argumentales bien definidas. Así, los números impares se ambientaban en el presente de la guerrera, mientras que los pares narraban otros hechos acontecidos en el pasado del personaje. Debido a esto la lectura de los tomos en rústica podía hacerse muy confusa y echar para atrás a más de un lector. Este problema, sin embargo, se ha solucionado con el nuevo formato.

¿Y qué nos propone Año Uno? Como hemos dicho, una reinterpretación del origen de Wonder Woman, de su primer encuentro con Steve Trevor y sus primeros pasos en el mundo patriarcal alejada de sus hermanas de Themyscira. La versión fílmica protagonizada por Gal Gadot y la relectura de Renacimiento tienen muchos puntos en común. Las sinergias son más que evidentes y, de hecho, situaciones y personajes coinciden en ambos soportes, aunque con las lógicas diferencias entre uno y otro. Pero ahí están Ares como primer gran villano (con referencias a Maru, aunque no de la forma que los fans de la película esperarían) o (ya pensando en Wonder Woman 1984) la introducción de Barbara Ann Minerva como aliada de la heroína (y que a la postre se convertiría en Cheetah).

Para este «renacimiento» Rucka cuenta con una compañera de viaje de excepción: Nicola Scott. Gracias a Black Magick (el policial sobrenatural publicado por Norma Editorial) conocemos bien el estupendo tándem que forman ambos; así que si habéis tenido la oportunidad de disfrutar de aquel thriller, ya sabéis lo que podréis encontrar en las páginas de esta Wonder Woman. Todo un lujo de arte. Este Año Uno, además, está estructurado y narrado de tal forma que como lectura de iniciación a Diana y su entorno es ideal: tanto si se desea profundizar en ella a partir de aquí y aventurarse a nuevas lecturas, como si se busca un relato independiente sin mayor recorrido, solo para conocerla.