La nueva propuesta de Greg Rucka fuera del ámbito de los superhéroes combina las artes arcanas con el thriller policial, con Nicola Scott dándole forma a través de su dibujo. La pócima nos tiene hechizados.
«Oye, compañero, no creerás que te estoy ocultando algo, ¿verdad?»
Lo primero que llama la atención de esta obra publicada por Norma Editorial -y que habla muy bien del trabajo del guionista- es la localización de la historia. Esta se sitúa en Portsmouth (New Hampshire), pequeña ciudad al noreste de Salem (las separan poco menos de 60km en coche) con la que comparte leyedas y relatos en torno a la brujería. El nombre de la protagonista, Rowan, hace referencia al nombre de un arbusto (de la familia de las rosas) muy relacionado con el folklore europeo, siendo una planta usada como protección contra la magia negra.
Estos y otros detalles manifiestan una cuidadosa labor de documentación por parte del autor para dotar a Black Magick de un rico y verosímil entorno. Un esfuerzo que lejos de ser un aspecto menor, resulta indispensable para el buen funcionamiento de la obra, que carga buena parte de su peso en la investigación y búsqueda de pistas de la detective protagonista.
Rowan tiene la doble condición de bruja y policía, dos campos (el de la magia y la lógica) que no pocas veces chocan entre sí, más cuando la amenaza que te persigue ataca por ambos flancos y esa doble condición la mantienes oculta a la mayoría. Así, Rowan tiene resolver un misterioso crimen, al tiempo que necesita protegerse las espaldas y evitar que la descubra quien no debe. El suspense brota por los cuatro costados, con la protagonista en el centro de todo.
Si bien hay a quien el ritmo narrativo puede parecerle excesivamente pausado, este es el apropiado para el desarrollo de una historia que da mucha importancia a los pequeños detalles, como ya hemos mencionado. Es igual de valioso para poder trabajar con los personajes y conocer en profundidad las dos facetas de la vida de Rowan. Hay un gran conflicto que resolver, pero ante todo Black Magick es una historia de personajes. Si acudimos a algunos de los hitos policiales de los útlimos años en televisión (no daremos nombres para que no nos tilden de locos) es fácil advertir una dinámica similar: en primer término siempre está el policía o grupo de policías protagonistas y el guion trabaja con espero sus situaciones personales, mientras que el caso que les obsesiona se va construyendo poco a poco, filtrándose en sus vidas hasta que (conocidas ya las circunstancias de los personajes) toma el control de la acción, que en Black Magick sucederá en el segundo tomo.
Y para terminar, un apunte sobre Nicola Scott y su asistente Chiara Arena. ¡Qué dibujo! ¡Qué maravilla de color! Ya conocemos el trabajo de Scott en series como Wonder Woman o Aves de Presa, pero aquí suma la libertad de trabajar la iluminación y el color a su gusto, según las necesidades de la historia. Una libertad que se traduce en un dibujo sobrio, que apuesta por el claroscuro y unos apagados tonos sepia que le dan un interesante contraste y volumen al dibujo, donde si se deja entrever algún color son destellos rojizos en el fuego o las miradas. Idóneo para obras que tienen en las atmósferas y el terror algunos de sus elementos a destacar. De una forma más flexible es lo que hacía, por ejemplo, Juan Ferreyra en Colder.
La única pega que encontramos a este primer volumen es la no inclusión del material extra original como las cartas de los lectores o una curiosa genealogía de Rowan.
Deja un comentario: