«Joder, es como si no hubierais envejecido ni un día«
Os seré sincero. No había oído hablar de La Vieja Guardia, ni del hecho de que Netflix se hubiera hecho con los derechos de este cómic escrito por Greg Rucka (¿hace falta escribir aquí su currículum?) y dibujado por el argentino Leandro Fernández (Deadpool, Punisher MAX). No sabía que este cómic, publicado por Image en 2017, contaría con una versión de imagen real protagonizada nada menos que por Charlize Theron (actualmente en post-producción). Cuando me encontré con que Norma Editorial lo publicaba me llamaron la atención únicamente su autor y el hecho de que tratara sobre un tema tan viejo como la mismísima humanidad. Algo sobre lo que han corrido litros de tinta y se han hecho películas, cantado canciones y pintado cuadros. La inmortalidad y las preguntas que subyacen tras ella: ¿por qué morimos? o ¿por qué vivimos?
La historia os sonará. Rucka nos pone en contacto con un grupo de soldados de diferentes eras que han llegado vivos hasta la actualidad. Su jefa, Andy (Theron en la película), tiene miles de años y Booker, el más joven del grupo, ya cuenta con dos siglos a sus espaldas. Han participado en todas las guerras y pisado la mayor parte de los campos de batalla del mundo y ahora han de luchar por proteger su secreto a la vez que incorporan a una nueva recluta a su selecto grupo. Nada nuevo en el horizonte hasta aquí, ya hemos leído historias semejantes con Lobezno en Marvel o con Eternal Warrior en Valiant.
«¿Por qué él puede morir y yo no?«
Una pequeña diferencia, en este caso, es que nuestros protagonistas sí que pueden morir. Pueden soportar balazos, amputaciones, explosiones, caídas y mil y una puñetas que cualquier otra persona consideraría como el fin de su historia, pero un buen día, sin venir a cuento, el último disparo, la última lanza recibida de un enemigo o, simplemente, una mala caída, acaba con sus vidas. Simplemente, como bien dice uno de sus personajes, no parece haberles llegado la hora. Este solo detalle ya aporta una novedad muy interesante al cómic. Porque lo normal es que en cada batalla estos soldados vuelvan a levantarse una y otra vez cuando son alcanzados por sus contrarios, pero siempre puede ocurrir que la última bala sea realmente la ÚLTIMA. Y eso obliga tanto a los personajes como al lector a estar alerta en todo momento. Porque no tenemos a un mutante de garras de adamántium capaz de recibirlo todo ni a un guerrero bendecido por una diosa con la inmortalidad. Sólo tenemos a humanos que esperan a ese 1% de las veces en las que algo no sale bien y ven como su vida llega a su fin.
Esta dinámica no impide que las preguntas antes planteadas estén permanentemente presentes en la trama. ¿Quién no ha querido alguna vez ser para siempre joven? ¿Tener todo el tiempo del mundo para viajar a todos los lugares del mundo, probar todas sus comidas y disfrutar de todos los placeres? ¿Y cuántos hemos pensado, acto seguido, en la maldición que supondría para cualquiera la vida eterna? Porque vivir para siempre suena muy bien, pero no poder morir jamás suena a castigo de los cielos. Los protagonistas de esta historia se encuentran en una situación en la que, conforme van cumpliendo años, no es que deseen morir (que también), sino que le pierden el gusto a eso de vivir para ver a la humanidad cumpliendo otro más de los largos e interminables ciclos en los que llevamos metidos desde que el mundo es mundo.
La Vieja Guardia contará con un segundo volumen (The Old Guard: Force Multiplied) que terminará de publicarse la primavera del año que viene en Estados Unidos, justo a tiempo para aprovechar el tirón de la película de la plataforma de streaming. No sé qué tal lo hará su directora, Gina Prince-Bythewood (creadora de la serie Fuego Abierto y directora del drama La Vida Secreta de las Abejas), pero el cómic de Rucka y Fernández merece bastante la pena y es una suerte que Norma se haya decidido a traerlo.
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