En este segundo tomo de la recopilación de las aventuras de Wonder Woman narradas por Greg Rucka a primeros del s.XXI publicado por ECC Ediciones (dentro de su línea Grandes autores de…) asistimos a uno de los momentos culminantes del guionista con la amazona. Las numerosas reediciones que hay de los arcos aquí recogidos da buena cuenta de ello.

De hecho, muchos de vosotros, si seguís las andanzas del Flash escrito por Geoff Johns sentiréis un pequeño déjà vu al enfrentaros con esta obra. Y es que -caprichos editoriales- en determinado momento de ambas colecciones, los caminos de Diana y de Wally West se cruzaron durante un par de números para enfrentar a los héroes contra la alianza imposible de Zoom y Cheetah. Ello ya lo pudimos leer en Flash: La guerra de los villanos, y aquí volvermos a dar cuenta de la aventura. Así, aunque quienes sigan ambas colecciones tendrán este material repetido, es de agradecer el gesto de ECC de incluir este material para que la coherencia de la etapa de Rucka no se vea afectada y los fans del guionista y de Wonder Woman puedan disfrutar de la historia.

Respecto al resto del volumen, todo gira en torno a Atenea y sus planes respecto al Olimpo. Y siendo Diana su campeona, podéis imaginar que las maquinaciones de la diosa afectarán a la guerrera amazona de muchas maneras. La faceta de Wonder Woman como embajadora en EEUU, tan explotada en el tomo anterior de la colección, aquí queda en un segundo plano. La política, como ya hemos señalado, se traslada al Olimpo, lo que hace que nuestra heroína se sumerga en ambientes fantásticos. Seres como las empusas, las gorgonas, Pegaso… hacen su aparición para reivindicar el legado mitológico de Diana de Themyscira. Como lo hace el propio viaje que ha de hacer la protagonista a lo largo del libro.

Como los antiguos héroes griegos tipo Perseo o Heracles, Diana es guiada por sus señores por incontables pruebas a fin de demostrar su lealtad al Olimpo. Una y otra vez la amazona debe erigirse como la campeona de Atenea y luchar sus batallas, por alto que sea el sacrificio o el precio a pagar. Esta servidumbre que muestra Wonder Woman hacia las deidades olímpicas contrasta con la autoridad con la que se enfrenta al día a día del mundo patriarcal. Si bien esta dualidad de la heroína no se trata en profundidad, sí que se señala en momentos puntuales, haciéndonos ver la complejidad que encierra el personaje, siempre a caballo entre dos mundos muy diferentes entre sí.