«Estoy seguro de que antes era más fuerte«

Interesante este sexto tomo de Jigokuraku. Tras una serie de números que apenas nos han dejado respirar, en eta entrega Yûji Kaku nos ofrece algo de lucha y algo de descanso para los personajes… y para nosotros. Comenzamos donde lo dejamos en el número anterior, con un Gabimaru con ¿amnesia? ¿un reseteo cerebral? reventándose a leches con Aza Chôbê, un prisionero que cada vez tiene más de monstruo y menos de humano. Es una batalla fea, con nuestro ninja favorito hecho trizas tras sus múltiples enfrentamientos y aún recuperándose del uso sin conocimiento de su Tao. La pelea nos trae nuevas revelaciones y, entre ellas, destaca el hecho de que uno puede perder parte de su esencia, de su alma, si no usa esta energía vital con sensatez.

Es decir, que la fuerza, en este manga, no se obtiene a través del entrenamiento físico o del estudio mágico. Se basa en el equilibrio entre las partes buenas y malas que nos caracterizan (algo que a los que hayáis ido a ver la película de Shang-Chi al cine puede que os suene un poco) y la fuerza de voluntad que nos permita no perdernos en el frenesí de la batalla. Esto permite que los personajes más poderosos no tengan que ser, necesariamente, los más musculados, sino los más equilibrados y sensatos. Y esta enseñanza es la que copa las tres cuartas partes de lo que leemos en este volumen de la colección que publica Norma Editorial en España.

«Según el taoísmo toda creación tiene alma y cuerpo«

En el horizonte ya asoma el segundo contingente de ninjas y asaemon enviados por el shogun, aunque no tendremos en este número ocasión de ver qué son capaces de hacer. Mientras tanto, nuestros protagonistas han tenido tiempo de reagruparse y lamerse las heridas de cara a lo que está por llegar. Y también ha habido tiempo para humanizar un poco más a cada uno de ellos: a Gantetsusai, que va camino de convertirse en maestro de la espada, a Mei, de cuyo pasado vamos descubriendo más y más cosas y a Gabimaru y Sagiri, que demuestran que el alma se compone tanto de aquellas cosas que llevamos desde la cuna como de los recuerdos y las vivencias que le van dando forma a medida que van pasando los años de nuestras vidas.

Jigokuraku #6

Me gusta mucho Jigokuraku. Kaku ha logrado un interesante equilibrio entre violencia, misterio, humor y filosofía. Me parece un manga muy interesante de leer y con una gran capacidad para ser revisitado en busca de nuevos enfoques y perspectivas. No es un simple mata-mata con monstruos gigantes, sino que ha logrado crear un mundo creíble e interesante, siguiendo la estela del maestro Kentaro Miura, pero sin perder un estilo y una personalidad propios.