La cosa se pone seria en Amanecer de X con la publicación por parte de Panini Cómics de su cuarto volumen. Los arcos inaugurales de algunas de las cabeceras aquí recogidas toman impulso de cara a sus desenlaces y lo hacen mostrando la determinación krakoana no ya en el frente belicoso (sobrada es la capacidad de los Cíclope, Magneto y Apocalipsis de turno), sino en el político.

«Tenemos que hacer algo. Veo que mi estómago se come a sí mismo«

En esta primera etapa de la era krakoana los diferentes autores analizan el peso económico y tecnológico como base del poder entre los estados actuales. Por encima incluso del militar (sin minusvalorar este, claro… ahí tenemos al gigante ruso por ejemplo).

Los fármacos de la nación mutante son apreciadísimos, tanto como para que haya quien quiera sacar tajada a cualquier precio. En Nuevos Mutantes vemos sin ambages la especulación y la corrupción en torno a la producción de medicamentos. Empresas que se lucran a costa de la vida de miles y miles de personas e «intermediarios» que quieren su parte pescando en río revuelto. El dinero por delante de la salud.

En Merodeadores y Excalibur los krakoanos no paran de granjearse nuevos enemigos. Ya sea por la citada cuestión farmacéutica o por recelos derivados de su condición mutante. Porque sí, el tiempo pasa y las sociedades evolucionan, pero el odio y la intolerancia siguen marcando parte importante de la agenda de la oficina mutante. Aún con el mundo a sus pies -o tal vez a causa de ello- Xavier y sus pupilos siguen siendo víctimas de la discriminación. Betsy Braddock, krakoana y británica, lo vive en sus propias carnes.

Y mientras Ángeles caídos, yendo por libre, da sus últimos coletazos evocando el conflicto humanidad/máquinas contra mutantes que copara buena parte de Dinastía/Potencias de X, X-Force expone -también sin filtro- otra de las armas de la política: la inteligencia y espionaje. A falta de un término mejor, ellos mismos terminan definiéndose como la CIA de Krakoa, aunque de momento parecen más una fuerza de élite que un equipo de espías. Aún sin resolver la muerte de Xavier, siguen en modo: primero actuar y luego preguntar.

Para el final, condensando muchos de los temas tratados en el resto de cabeceras, Jonathan Hickman y su Patrulla-X hacen una declaración de intenciones que bien puede sonar a amenaza o a una simple descripción de la realidad. Krakoa ha llegado para quedarse, le pese a quien le pese. Y tiene el poder suficiente como para inclinar la balanza de su lado. Son la nueva potencia mundial.