Lobezno y la Patrulla-X

Lobezno y la Patrulla-X #13-14: Walking back

Lobezno y la Patrulla-X #13

«Pierdes el tiempo, risitas«

 

El año pasado, en 2012, Jason Aaron tomó las riendas de Lobezno y la Patrulla-X. Cada número nos atrapaba más y más en una intrincada maraña de tramas superpuestas aliñadas con un sentido del humor refrescante y fantástico. El curso terminó en un número 10 que coincidía con el final de Los Vengadores vs. La Patrulla-X y que nos dejaba con unas ganas indescriptibles de lanzarnos de cabeza a por esta nueva temporada en el Instituto Jean Grey. Sin embargo, los cuatro números que llevamos de la que fue la cabecera mutante por excelencia el año pasado en este Marvel Now! están siendo muy tranquilos… Demasiado tranquilos.

 

Quizás habría que dejar claro que, frente a la seriedad de la oscura Imposible Patrulla-X y la compleja e ilusionante Nueva Patrulla-X, la serie de Aaron se ha caracterizado desde el primer número por avanzar en el tiempo a través de pequeñas historias que nos permitan conocer en profundidad a los personajes. Una visita al torrente sanguíneo de Kitty Pride, una incursión en un casino intergaláctico… Logan y los suyos no se han enfrentado ni a Siniestro ni a Apocalipsis, en lugar de ello cada capítulo ha servido para acercar una nueva generación de mutantes a los nuevos lectores. Aaron está llevando a cabo una labor que, de salir bien, nos dejará en el futuro con una «hornada» de personajes de gran carisma como pueden serlo Quentin Quire, Nydo o Idie.

 

Ahora bien, ése «de salir bien» nos deja con la duda de si el autor está tomando las decisiones adecuadas para el devenir de la colección. Tomando eso como punto de partida, tres sagas de escasa importancia, con citas y afeitados punkis de por medio, no parecen ser la hoja de ruta soñada para esta serie tras el dramático final de la anterior temporada. Con cada aventura sin consecuencias (la del circo no tendrá repercusiones hasta dentro de mucho) los lectores van olvidándose de lo que sentían al comprar un nuevo ejemplar de Lobezno y la Patrulla-X y ahora hace falta un golpe de efecto cada vez más fuerte para devolverlos a todos al estado de alerta. ¿Es esa la intención de Jason? No lo sabremos hasta dentro de algún tiempo, me temo.

 

Lobezno y la Patrulla-X #14

 

«¡Maldito Perro inútil!«

 

Lobezno piensa como yo y, para preparar a esta futura hornada, se lleva a los alumnos más «aventajados» al que él siempre ha considerado el mejor campo de entrenamiento de nuestro planeta: la Tierra Salvaje. Todo va muy bien (bueno, todo lo bien que puede irle a uno en una selva infestada de dinosaurios) hasta que el pasado de Logan regresa para dejarnos atónitos y rizar el rizo en lo que a viajes temporales y referencias curiosas se refiere. Tanto para los lectores que ya hayan pasado por el número 14 de Lobezno y la Patrulla-X como para aquellos que aún no han pasado por la librería más cercana tengo que dejar un mensaje: Leed (si es que aún no habéis posado vuestras manos en este estupendo cómic) la estupenda obra de Bill Jemas, Paul Jenkins y Joe Quesada que lleva por nombre Origin y que nos cuenta la historia «real» de uno de los mutantes más conocidos de la Casa de las Ideas.

 

Aaron coge en este número la historia donde se quedó y le da una nueva vuelta de tuerca, despejando una incógnita que siempre nos quedó confusa en la trama original y añadiendo un nuevo enemigo a la extensa colección de la que ya dispone a su corta edad esta nueva generación de héroes. La pregunta vuelve a ser la misma: ¿es adecuado para la historia añadir más y más villanos? recemos porque Jason sepa lo que hace.

 

Mientras tanto (y tras la marcha de Chris Bachalo) España sigue nutriendo de dibujantes a Marvel y Jason Aaron sigue sacándoles jugo. En esta ocasión entran en escena el canario David López y el medio español y medio polaco (pasando por Toronto) Ramón Pérez. López se ciñe en mayor o menor medida al estilo que utiliza Nick Bradshaw, sin embargo Pérez vuelve a cambiar el estilo de dibujo (la verdad es que termina cansando que algunos personajes ganen o pierdan centímetros y/o atributos según el dibujante…) alejándose un tanto del la estética «manga» y haciéndolo algo mucho más personal (como podéis ver un par de párrafos más arriba). Panini cierra el tomo con dos extras que vienen a ser una divertida tabla sobre el nuevo curso en Westchester y un útil organigrama del centro.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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