«Te dije que le habías dado demasiado«
La imagen de portada que acompaña a estas líneas es muy descriptiva de lo que nos vamos a encontrar en el interior de Doctor Extraño #11. Tras la intensa aventura que ha sido la de Los Últimos Días de la Magia toca ahora analizar las consecuencias de la misma y comenzar a comprender la nueva serie de retos a los que se va a tener que enfrentar el Hechicero Supremo de una nueva realidad sin apenas magia que mantener.
Porque la magia ha desaparecido, ¿no? O quizás simplemente hayan cambiado los caminos para llegar hasta ella. En esta nueva situación, tanto Stephen como el resto de los aficionados a la magia del universo Marvel vuelven a la casilla de salida de sus respectivas habilidades y las fronteras y los escalones de poder pierden algo del sentido que habían tenido siempre. Es momento de volver a aprender desde cero y es tiempo de vigilar las espaldas ante el resurgir de viejos enemigos que se creían hace tiempo derrotados y que van a aprovechar la situación actual en provecho propio.
Jason Aaron pone frente a Extraño una nueva montaña que escalar y le obliga a fabricarse las herramientas con que conseguirlo. De esta manera, el personaje que emerja de esta colección será un Hechicero Supremo con quizás un gramo menos de poder, pero mucho más humano y fácil de asimilar por el gran público, ahora entregado al personaje gracias al rotundo éxito del filme de Scott Derrickson que ha protagonizado de manera sublime el inglés Benedict Cumberbatch.
«Buenas noticias. Tu búsqueda ha terminado«
De este modo, no es sorprendente el regreso del que somos testigos en esta entrega, como tampoco lo será el que veremos en la siguiente. Una vez despojado de su halo de misticismo y de su intocabilidad, vuelve a merecer la pena mezclar al Doctor con la chusma y con viejos aliados y enemigos para reinterpretar todas y cada una de sus relaciones dentro de este nuevo stau quo que el guionista se ha sacado de la manga. ¿Significa esto que «nada volverá a ser lo mismo» como gusta tanto decir en las entradillas? No creo, pero la situación favorece que se nos vuelvan a presentar viejos personajes a nuevos lectores y que algunos de ellos sufran un lavado de cara (influenciados o no por sus versiones del celuloide).
El único aspecto negativo de este undécimo capítulo es que nos despedimos (al menos de momento) del gran Chris Bachalo. Es cierto que el dibujante puede parecer caótico para los no iniciados, pero la verdad es que su compenetración con Aaron es tal (viene de los maravillosos tiempos de Lobezno y la Patrulla-X) que parece casi simbiótica. El Santa Sanctórum del Doctor Extraño casi parece vivo en manos del dibujante y es una pena no poder disfrutar de él ininterrumpidamente, aunque su sustituto no sea otro que el mismo que se ha ocupado de las portadas hasta ahora: un Kevin Nowlan entregado a la tarea de pintar a un hechicero más humano y menos «mágico». El mes que viene nos tocará asomarnos al primer anual de la colección pero, como es menester decir en estos casos, lo mejor está por llegar en una de las series más molonas del Nuevo Universo Marvel.
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