«Tenemos más que suficientes soldados para librar esta batalla«
Ya se han terminado las Guerras de Apocalipsis y si hay una serie que se haya visto afectada directamente por ellas esa es Imposible Patrulla-X. Cullen Bunn ha hecho que Monet se vea obligada a convivir con su hermano de una manera mucho más… estrecha, Dientes de Sable se debate entre su instinto y unos sentimientos que nunca se había permitido el lujo de albergar, Mariposa Mental ve cada día más socavada su confianza hacia Magneto y Warren se ha encontrado de frente con su otra mitad y, en un movimiento que aún hemos de asimilar, ha decidido hacerse uno con el reflejo que devolvía el espejo oscuro de Muerte.
Con todo esto en mente surge inmediatamente la duda: ¿Hacia dónde irá a dirigir ahora sus pasos Bunn? El grupo más violento y expeditivo dentro de los mutantes corre el riesgo de entrar en barrena si no se le asigna pronto un nuevo objetivo y el guionista aprovecha este número para, aparte de analizar las consecuencias del reciente evento, abrir unas cuantas nuevas tramas que mantengan unidos a nuestros protagonistas durante los próximos meses, aunque no tanto como para que se puedan ir cogiendo cariño.
«Yo no soy así; ya no«
Tras un par de relecturas de la entrega de diciembre sigo pensando que, aparte de la nueva e intrigante apuesta por Arcángel, poco interés logro encontrar en los personajes que maneja el guionista de Magneto. Monet, convertida en víctima de su propio ego, no termina de convencerme y Dientes de Sable corre peligro de volver a convertirse en un muñeco a expensas de los caprichos del resto de sus compañeros / amos, demostrando que, aparte de un léxico más fluido, poco más ha podido sacar del nefasto evento de Axis. A este paso, el equipo de Magneto sólo tendrá de eso el nombre y de Fantomex y Mística casi prefiero no hablar. Quizás el resultado de todo esto esté el reciente anuncio en Estados Unidos de dos nuevas series principales para los mutantes (X-Men Oro y X-Men Azul, escrita, precisamente por Bunn y con Magnus como nuevo mentor de los mutantes venidos del pasado).
Greg Land puede disgustar a muchos, pero ofrece un estilo limpio y agradable de ver que contrasta con el dibujo sucio y tenebroso de la etapa justamente anterior de Bunn, en la que el arte lo ponía Gabriel Hernandez Walta (no digo que fuera peor dibujo, pero el objetivo, lo que se pretendía contar, era bien diferente). Se abre ahora ante nosotros una nueva saga (quién sabe si no la última) para el más brutal de los equipos mutantes, ya veremos a lo largo de los próximos meses hacia dónde nos lleva en esta ocasión.
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