«¡Hay otra arca… que busca salvarse del diluvio!«
Planeta Cómic ha dado en el clavo cuando ha apostado por Aftershock. A ver, no era difícil: una editorial independiente que reúne bajo sus alas a grandes autores de la actualidad como Marguerite Bennett (Animosity, Insext), Brian Azzarello (American Monster), Donny Cates (Babyteeth)… y les da la libertad que no tienen en las grandes casas para las que escriben sobre el Caballero Oscuro, los Guardianes de la Galaxia o Batwoman. Estarían locos si no hubieran jugado duro para conseguir los derechos de publicación de la editorial que más está dando que hablar al otro lado del océano Atlántico. Y es que todo lo que he leído de momento (y me consta que lo que ha ido probando nuestro compañero Daniel Lobato va en la misma onda) me ha vuelto loco o, en el peor de los casos, me ha dejado con ganas de ver por dónde se va desarrollando en futuras entregas.
Y ahora llega el turno de Cullen Bunn (Imposible Patrulla-X, Trinidad) de dejarnos con el culo torcido con una historia tan loca como atractiva: ¿y si durante el Diluvio Universal el demonio hubiera encargado la construcción de otra arca para albergar a todos los monstruos y criaturas mitológicas que no tenían cabida en el arca de Noé? ¿Cómo sería viajar en una nave así, llena de engendros que tan sólo esperan la menor vacilación de su capitán para devorarlo y/o masacrarse entre ellos? Lo que, según palabras del propio autor, nació como una idea descabellada para matar el tiempo, se convierte ahora en una maravilla impresa que merece la pena seguir de cerca.
«En el mundo anterior… éramos legión«
Inicialmente, cuando me comencé a interesar por este cómic, pensé que la historia narraría la captura de las diferentes bestias mitológicas que deberían salvarse del diluvio (una especie de ‘Hazte con todos‘ del averno), pero no. Bunn nos plantea la acción en un momento en el que ya ha pasado algún tiempo desde que Shraé (el humano escogido para llevar a cabo esta tarea) se hizo a la mar con su tétrico pasaje. La comida comienza a escasear y las primeras tensiones afloran en el tomo que tenemos entre las manos. Y todo empeora cuando, en lugar de las bestias descerebradas que acompañaban a Noé, en tu arca hay vampiros, lamias y un sinfín de criaturas tan inteligentes como malévolas. Sólo partiendo de la base de que su capitán es mucho más malvado que todos ellos juntos podemos entender su superioridad sobre toda esta caterva de monstruos.
La idea de un capitán maligno al mando de una nave llena de pesadillas puede parecer complicada de producir sin que uno acabe hartándose de tanta mala baba. Pero lo cierto, y aquí está el gran mérito de su autor, es que uno termina queriendo que Shraé triunfe. Tiene ante sí una tarea tan increíblemente complicada que resulta de lo más satisfactorio comprobar qué es lo que va a hacer para no terminar siendo devorado… por sus pasajeros o por su patrón. Dark Ark es oscura, caótica y desasosegante (muy en la línea de como le gusta escribir a Bunn), pero te atrapa desde la primera viñeta y tiene toda la pinta de ir a convertirse en un éxito más de los muchos que está publicando Planeta en nombre de Aftershock en España.
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