«Por favor, no podemos dejarlas morir«

Tercera entrega de Animosity y la trama cada vez se aleja más de la que leyéramos en Y, el Último Hombre para recordarme, por momentos, al argumento de la nueve versión de El Planeta de los Simios. El periplo de Jesse y sus compañeros animales nos está llevando a conocer lo peor de una humanidad despojada de su corona… y de los animales que tratan ahora de ser más humanos que las personas. En esta ocasión la niña llega a un poblado en apariencia beatífico en el que, sin embargo, los secretos siniestros comienzan a aparecer nada más dejarse caer (literalmente) entre sus habitantes multiespecie.

Porque, ¿dónde están las mujeres del pueblo? ¿Y por qué sus habitantes han estado secuestrando abejas de una mega-colmena hasta lograr hacerse con la reina? Jesse va creciendo más rápido de lo que debería y es ella, en esta ocasión, la que no se deja convencer por la actitud pacífica de los lugareños. En todo momento sobrevuela algo funesto en toda esta trama y lo peor es que no llegaremos a saber por dónde van los tiros hasta dentro de medio año, para cuando Planeta ha programado el cuarto volumen de una serie que en Estados Unidos va ya por su entrega número 27 (el presente volumen alcanza al número 13 norteamericano). Suerte que, al menos, vamos cerrando una trama en cada volumen, porque seguir la historia de seis en seis meses es un auténtico suplicio.

«¿Qué cosas te está enseñando Sandor?«

En cuanto a la calidad del tercer volumen de la serie de Marguerite Bennett y Rafael de Latorre he de decir que no sólo no baja, sino que sube un tanto. Tenemos en el espacio que ocupa esta trama temas como el duelo por la pérdida de los seres queridos, el concepto de la deidad y del más allá, la guerra y sus tragedias y la xenofobia y el racismo como un tema principal que, sin embargo, se trata de una forma muy sutil e inteligente. Más aún, con una simple sucesión de viñetas a doble página, los autores nos plantan un retrato de la depresión y del suicidio que no hacen sino añadir más y más capas de complejidad a varios de los personajes que pueblan esta historia. La colección de Aftershock me está resultando una de las apuestas más interesantes de cuantas ha traído la editorial española a nuestro país de este sello. Animosity ha sabido crecer y diferenciarse de otras series similares y quizás sea ahí donde resida el porqué de su éxito, que ya le ha valido un par de spin-offs en su país de origen.

Animosity #3

Animosity se lee rápido y es muy ágil en los planteamientos que propone. Sus personajes son interesantes y, además, huye de presentarnos héroes perfectos y villanos completamente malvados. Animosity es una fotografía del mundo real… si en el mundo real comenzaran a hablar los animales y se rebelaran contra los humanos que los han mantenido oprimidos desde que se alcanzó el Neolítico. Si ya Planeta la publicara con una periodicidad medio decente sería un puntazo, pero aún y con todo es un cómic al que merece mucho la pena dar una oportunidad. Por el momento, mientras esperamos al número cuatro, en un par de meses podremos disfrutar de Animosity Evolution #1, primera serie que nace de ésta y que escribe también Bennett, con dibujos de Eric Gapstur, por lo que cabe esperar que sirva no sólo para expandir el universo de Animosity, sino como complemento a todo lo que estamos leyendo en la trama principal de la cabecera.