«Thor no permitirá que ningún asgardiano encuentre la muerte sin pelear«
Me vais a perdonar que empiece así, pero: ¡Vaya pasada de portada se ha marcado Alex Ross para este número! Y si la cobertura de este pastel me ha gustado, más aún lo ha hecho lo que nos encontramos a continuación, de la mano de un Al Ewing que parece que por fin comienza a ponerse a jugar de verdad con el juguete que ha caído en sus manos.
Leíamos hace no demasiados números acerca de la importancia de las historias en el contexto de los dioses (no ya sólo los asgardianos, sino todos en general). Era a través de las historias de Loki que nos encontrábamos con parte de la verdad detrás del ataque de Toranos gracias a un llamamiento que hacía el antiguo dios de las mentiras (ahora dios de los relatos) a una aventura del pasado del protagonista de esta serie en los dominios del descomunal Utgard-Loki. El número del mes pasado, sin embargo, parecía devolvernos al plano terrestre con un llamamiento a la ecología (o se cuida el planeta o dioses gigantes vendrán a hacer una limpieza salvaje). Pero es en este El Inmortal Thor #9 (#152) que vemos en qué punto ambos temas se tocan para dar lugar al cómic más interesante desde que Ewing se hizo con las riendas de la serie del dios del trueno.
Continuamos en la primera parte de esta doble entrega de Panini (completamente necesaria esta vez) donde lo dejamos el otro día, con Thor entrando en las oficinas de Roxxon con su habitual toque ‘elegante’ y ‘distinguido’, es decir, destrozando puertas y exigiendo vérselas con Dario Agger, el monstruoso CEO de la empresa más grande y podrida del universo Marvel. Aún sin ser el más elocuente de la sala, el hijo de Odín logra explicarle al empresario que la Tierra tiene los días contados si no toma cartas en el asunto. Pero claro… Poco puede importarle a Agger la Tierra existiendo ahí fuera una miríada de planetas en los que seguir con su fiesta infinita de capitalismo atroz y destrucción de todo lo que pueda sustentar la vida del ser humano.
«¿Por qué los críos han aceptado la mentira de que el capitalismo no funciona?«
Y es en medio de este terrible discurso cuando Ewing introduce algo que veníamos viendo en previews y que cae ahora en nuestras manos para nuestro disfrute: la reescritura del mito del dios del trueno para convertirlo en un títere a manos de sus enemigos. El manejo del discurso de cara al resto del planeta que hace que no importe lo que hagas o como seas si hay una historia lo suficientemente presente como para prevalecer por encima de la pura verdad. Algo muy parecido a lo que hemos venido leyendo durante la ominosa Caída de X a manos de Orchis y de su poderosa maquinaria en los medios de comunicación. Agger no necesita ir a los medios, ya que POSEE los medios. Así que nada tan fácil como coger los cómics sobre Thor en la versión marvelita de la Casa de las Ideas y reescribirlos para que cuenten la historia que más le conviene a Roxxon.
Nos encontramos así con la segunda mitad del cómic de este mes. Una parodia del personaje tan salvaje que no deja de sacar nuestro lado más ‘punki’ (y deja muy claro lo que opina Ewing del capitalismo actual [¡me sorprende mucho que esto se haya publicado sin más en Estados Unidos!] y de lo que le está haciendo al planeta y a la gente que en él sobrevive) y que juega a los contrarios de una manera tan descarada como le es posible hasta que el propio autor deja caer la bomba: da igual lo buena o mala que sea la historia si es la que a más gente llega o la que mejor difusión consigue. Cierro indicando que el dibujo de Ibraim Roberson en la primera mitad es limpio y atractivo, pero el estilo inconfundible de Greg Land le sienta como anillo al dedo a la parodia que nos espera para cerrar el cómic de este mes. Una pasada de la primera a la última página.
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