«Debes encontrar el valor para ser irracional«
La vida de un crítico de cine y cómics no es fácil. Ya sé que pensaréis que todo es glamour, fiestas caras y coches rápidos, pero no es así, son muchas horas frente al procesador de textos tratando de traducir las frases «Me ha molado» y «No me ha molado» en artículos de más de trescientas palabras (con la tontería llevo ya cerca de cien en éste). La cosa se complica aún más cuando no estás muy seguro de si un cómic o una película te ha gustado realmente o no… o cuando lo que has visto o leído es tan jodidamente raro que te cuesta discernir qué narices sientes al repasarlo mentalmente.
Este es el caso de El Nuevo Doop, un experimento lisérgico en el que el bueno de Peter Milligan recupera a uno de los personajes más curiosos de X-Statix tras el lavado de cara y actualización que ha recibido en Lobezno y la Patrulla-X a manos de Jason Aaron. La serie, tan rara y psicodélica como el personaje que la protagoniza, resulta extremadamente difícil de catalogar o describir y aún más complicada resulta de reseñar. Este nuevo trabajo de Milligan requiere que nos acerquemos sin prejuicios, con la mente muy abierta y con predisposición para reírnos de todo y todos.
«Sé lo que Richard Burton le dijo a Elizabeth Taylor en su noche de bodas«
También hace falta haberse leído «de pe a pa» el crossover mutante de La Batalla del Átomo ya que el autor, en un movimiento brillante, ha decidido que la primera saga de esta minicolección se dedique a rellenar los agujeros argumentales que nos dejó la historia destinada a conmemorar el cincuenta aniversario del los mutantes en el Universo Marvel. De este modo, Doop se convierte en el motivo principal en la sombra de que los acontecimientos entre las Patrullas-X de pasado, presente y futuro discurran de la manera que todos conocemos. De hecho, este sucedáneo de Moquete, es el principal responsable (a ojos de Milligan, por supuesto) de que Kitty Pryde tome las decisiones absurdas que cerraron la miniserie y nos dejaron a todos con el culo torcido.
Cierto es que dotar a Doop de un lenguaje humano lo desliga ligeramente de su naturaleza bizarra. Pero lo cierto es que hace falta poner alguna palabra en su boca para que no nos hartemos de ver símbolos ininteligibles y Milligan corrige este pequeño desliz en lo absurdo con una historia acerca de los orígenes y los poderes de este pequeño engendro verde que sobrepasa ampliamente el concepto de locura para embarcarse en una historia que va a poner a prueba nuestras capacidades de concentración y aguante. La historia de Doop llega a tales niveles de incoherencia (voluntaria, eso sí) que cuesta horrores seguirle el juego y esto es algo que puede echar para atrás a muchos lectores. Se puede decir que El Nuevo Doop es un cómic para los incondicionales del personaje (y de X-Statix) y para todos aquellos que buscan cómics con el potencial de asombrarles en una época en la que esto no es nada fácil.
«Los Doop eran personajes marginales nacidos de sueños e ideas demenciales«
Claro que se echa de menos a Mike Allred en este proyecto (lo máximo que tenemos es a su mujer, Laura, dibujando las portadas de estos cinco números), pero Milligan se las apaña bien en solitario y los dibujos del asturiano David Lafuente (no confundir con el cantante de Auryn…) funcionan de maravilla con el carácter psicodélico de la historia y con el ambiente recargado y absurdo de la dimensión marginal de la que proviene nuestro protagonista.
El Nuevo Doop puede convertirse en un cómic al que adoréis o del que os arrepintáis de haber comprado, no hay término medio. Resulta complicado de encasillar en un género y os dejará en más de una ocasión con la sensación de estar leyendo insensateces. Pero, si os acercáis a él con la mente abierta, os encontraréis con un cómic más que dispuesto a reírse de sí mismo y de los tópicos y sinsentidos de la Casa de las Ideas, lo que sin duda es un ejercicio de lo más sano para una editorial demasiado entregada a la necesidad de una continuidad sólida y unos cambios constantes en los equipos de personajes que, a veces, resultan muy complicados de explicar si no hay de por medio proposiciones de matrimonio que involucren un anillo de pedida fabricado a partir de carne en descomposición.
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