«Yo soy Martin Luther King, Malcom X y Ben Franklin en uno«
Siete años. No ha llovido ni nada desde que ECC editara por primera vez Yo, Vampiro y hasta que se han decidido a volver a ponerla en nuestras estanterías en forma de un único volumen integral. Desde entonces Joshua Hale Fialkov se ha ido alejando del foco mediático, aunque actualmente guioniza The Bunker para Oni Comics (que podría significar su resurrección a través de una ficción televisiva) y Andrea Sorrentino se ha convertido en una estrella de las viñetas que se reparte entre sus colaboraciones para Marvel, DC, Image… Sin embargo, para mí, que disfruté de esta breve serie bastante cuando las reseñas de cómics en esta revista se podían contar por un par de decenas, este tomo supone un regreso y una invitación a averiguar si lo que leí hace ya tanto podría hacer presagiar lo que hemos visto mucho después.
Yo, Vampiro supuso una interesante intentona por parte de la editorial norteamericana de Batman y Superman (en sus tiempos del NuDC) por trasladar las historias de los chupasangres a la continuidad editorial de los cómics deceítas. A tal fin nos presentaron a Andrew Bennett, un vampiro con más de cuatro siglos a sus espaldas que vivía en una contienda interminable contra los de su propia especie, en general, y contra su amada Mary en particular. Ésta, por el contrario, se nos presentaba como una vampiresa diabólica, convencida de la superioridad de los caminantes nocturnos y embarcada en una revolución destinada a convertir a los humanos en ganado y a los vampiros en la especie dominante de la Tierra.
«Antes de que hubiera luz y oscuridad, cielo y tierra, hubo negrura«
Hale Fialkov venía del mundo del terror y no le fue difícil urdir una trama en la que nuestro héroe parecía tan monstruoso como la villana a la que perseguía. Sin embargo, sus historias, repletas de pesadumbre y remordimientos, no terminaban de casar con las intenciones de la editorial (pese a lo grandilocuente de su planteamiento) y ésta no tardó en hacer que Yo, Vampiro se cruzara con Batman (la serie del momento) y con la Liga de la Justicia Oscura (otra de las grandes apuestas de la editorial). Pese a estos intentos, la colección (que se habría movido muy bien si hubiera sido diseñada para un público menos amplio) terminó desapareciendo y posteriores intentos de volver a hacer de este guionista uno más dentro del mainstream (con sus Red Lanterns o aquel fiasco que resultó ser Alpha para la Casa de las Ideas) no han hecho sino alejarle de las grandes editoriales (abandonó Marvel para poder dedicarse de lleno al webcomic que ahora edita Oni Comics), lo cual puede que sea la mejor idea para alguien como él.
En cuanto a Sorrentino. Entre lo que vemos en estas páginas y lo que hemos disfrutado posteriormente en cómics como el Green Arrow de Jeff Lemire o el Viejo Logan del mismo guionista hay un mundo de evolución y pulimiento de sus habilidades. Con todo, el trabajo del artista en Yo, Vampiro fue la principal causa de que me enganchara a esta serie hace casi una década y volver a disfrutar de algunas de sus ilustraciones casi basta para que uno se decida a pagar los cuarenta eurazos que cuesta esta nueva edición de ECC, que trae las portadas a modo de extra y que también nos ofrece algunos bocetos acerca de la creación de los personajes (bueno, no, sólo de Caín), pero que -una vez más- queda huérfana de cualquier clase de prólogo que nos ponga en situación o cualquier texto que nos explique quién demonios es Andrew Bennett y por qué debería molarnos tanto esta colección.
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