Pues parece que sí. Tres entregas. Un arco argumental. Esto es lo (poco) que ha hecho falta para subirnos al barco arácnido de Zeb Wells y John Romita Jr. La nueva etapa de El Asombroso Spiderman que publica Panini Cómics nos está pareciendo un auténtico soplo de aire fresco. Transmite una energía que invita a devorar las grapas. Cierto es que llevamos muy poco de colección y que esta ha arrancado con la pequeña «trampa» de esos seis meses misteriosos que han dado un vuelco de 180º  a la vida de Peter Parker. La curiosidad y el morbo son volatiles compañeros que pueden inmolarse si lo que terminamos descubriendo no está a la altura de las expectativas creadas. Pero mientras tanto, vamos a disfrutar del viaje.

«No te enfades, sólo soy una coneja con un chaleco«

En líneas generales, el par de entregas que nos ocupan siguen el plan marcado por el capítulo inaugural. Más que dar pistas sólidas sobre el acontecimiento que hizo saltar por los aires el aparente buen momento de Peter (y Mary Jane) tras Beyond, lo que los autores nos ofrecen son las consecuencias del mismo. Algunas tienen visos de arreglarse en poco tiempo (caso de las relaciones con Felicia Hardy o Randy Robertson), mientras que otras (con el foco puesto en MJ) pueden tardar bastante más tiempo en reconducirse. Y si la vida de Peter no pasa por su mejor momento, la de Spiderman no es mucho mejor. Sin pretenderlo, nuestra araña favorita se ve arrastrada a las calles, en medio de un contexto en el que nuevos gallos reclaman el corral para sí tras la espantada de Wilson Fisk.

A este respecto, uno de los puntos más interesantes del segundo capítulo de esta nueva etapa -si no el que más- tiene que ver con Lápida y sus circunstancias. Además de situarle como principal amenaza de este arranque de la serie, Wells y Romita dedican espacio para que el villano cuente de primera mano porqué es como es. Lápida se retrotrae a su infancia y nos desvela los motivos que le llevaron a convertirse en el temible gángster que es en la actualidad. El contexto es capaz de cambiar concepciones y los autores usan esa baza no ya para que justifiquemos al villano, pero sí para que le comprendamos.

Y es que, como se refrenda luego en El Asombroso Spiderman #3, Lápida no solo parece erigirse como el nuevo «Kingpin» (en el sentido de ser el macho alfa entre los criminales de Nueva York), sino que va a ser un personaje recurrente a corto-medio plazo. No solo por su posición de dominio entre los malosos arácnidos, sino porque Wells ha recogido y continuado la trama referente a Janice (la hija del villano) y Randy que iniciara Nick Spencer durante su tumultuosa trayectoria arácnida. Así… ya sea como padre de la novia o como señor del hampa, tendremos Lápida para rato.

Sumemos a eso el nuevo rol de Norman Osborn, el entorno que rodea a Mary Jane, ver a personajes como Coneja Blanca como lugarteniente mafiosa… situaciones que se alejan de la «normalidad» de la colección y que no solo resultan interesantes para la historia, sino que dado su carácter sorpresivo e inusual permiten a los autores jugar con un tono desenfadado (sin que elllo entorpezca los momentos dramáticos, que los hay) que hacía mucho (demasiado) tiempo no veíamos en la serie y que se echaba de menos.

Y como caramelito final, el tercer número de la colección incluye como extra un aperitivo de Red Oscura. ¿Simbiontes? ¿Mutantes? ¿Ben Reilly?