Si algo nos han dejado claro desde Marvel durante los últimos años en El Asombroso Spiderman es que si Mark Bagley está a los lápices algo gordo se cuece en el capítulo en cuestión. Y en esta grapa publicada por Panini Cómics tenemos doble ración del veterano dibujante.
«Ese es mi secreto, Gata… nunca estoy preparado«
Patrick Gleason, guionista de los dos números incluidos en El Asombroso Spiderman #56, se resiste a revelar quién se esconde tras la Reina Duende, pero sus modos de terapeuta no engañan a nadie. Está claro que en la oficina arácnida les encanta machacar y retorcer a sus habitantes, y no solo a Peter.
Un Peter que, como podéis imaginar vuelve por todo lo alto. Quedan apenas un par de entregas para finalizar la etapa y, aunque no esté al 100%, no puede perder el último acto. Gleason enlaza con el trabajo hecho por Jed MacKay con Felicia y MJ y carga el primer capítulo de muchísima liturgia en torno a Spiderman y sus aliadas más sobresalientes.
Pero quien de verdad se luce y se lo pasa en grande en esta doble entrega es Mark Bagley. Imbuido de las intenciones del guion de Gleason, crea unas imágenes tremendamente icónicas y emocionantes en un primer capítulo que se coloca en el top de la etapa (vale, no era muy difícil). Especial atención a las viñetas de los recuerdos de Felicia y su reflejo en una lágrima y a la poderosa página doble que sella el retorno de nuestro trepamuros favorito a la acción.
El segundo capítulo sigue la misma línea de dar el protagonismo a Bagley, que se mueve igual de bien relatando intensas peleas que mostrando la intimidad de sus personajes. El asalto entre Spidey y la Reina Duende y la conversación entre Janine y Ben son prueba inequívoca del buen hacer del dibujante, uno de los grandes nombres de siempre del entorno arácnido. Respecto al guion de Gleason, además de enfilar la trama hacia su clímax, despeja algunas incógnitas que aún había sobre la mesa.
Se avecina un final de infarto para una etapa que ha procrastinado más de la cuenta.
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