«Estamos construyendo una visión que definirá el futuro«
Vivimos en una generación de niños burbuja. En una época de parques acolchados para que no se raspen las rodillas, contenidos a la carta para que no tengan que ver cosas prohibidas, batidos en polvo para que no tengan que enfrentarse al pescado o las verduras… Y así, ocurre que Marvel se ha tirado los últimos lustros reiniciando una y otra vez la numeración de sus colecciones para evitar que los indefensos lectores se sintieran perdidos. Vale que hay una visión comercial ahí detrás que busca aumentar el número de ventas que tiene lugar tras la salida al mercado del número uno de cualquier serie, pero esto ya ha quedado demostrado que no funciona para siempre y, en el fondo, esa política no deja de esconder el hecho de que se toma al lector por simplón y necesitado de apoyos extra para interesarse por un cómic.
Este tomo de Panini contiene The Invincible Iron Man #521-527 (recordemos que la serie saltó de golpe del número #33 al simbólico #500), el final de la estupenda etapa de Matt Fraction y Salvador Larroca al frente de la colección. Luego llegaría Kieron Gillen y jugaría con un Tony Stark espacial antes de ponerlo a rebuscar en su pasado hasta la definitiva llegada de Brian Michael Bendis a la serie tras el paréntesis de las Secret Wars. Tanto en la etapa de Gillen como en la de Bendis las cosas volverían a empezar con un enorme #1 (en varias ocasiones incluso, ya que la etapa de Pecado Original y la de Superior Iron Man volvieron a contar desde cero y algo parecido se ha hecho después de Civil War II). ¿Recomendaría a alguien entrar en la colección por este punto? No, para nada, lo suyo sería remontarse, por lo menos hasta la etapa de Reinado Oscuro, si no se pudiera ir directamente a Extremis, la entrada por todo lo alto de Fraction en el universo del Vengador Dorado. Pero lo cierto es que Panini ha hecho un buen trabajo editorial y este octavo tomo contiene una historia con un inicio (si bien un tanto difuso si no has leído nada antes) y un apoteósico final. Si alguien cayera en el mundo de los cómics a través de este tomo no sentiría lástima por él o ella, sino que le invitaría a seguir leyendo y, a la vez, a investigar en lo acontecido hasta el momento. En ningún caso empujaría a ese posible lector a esperarse a la siguiente etapa por llegar, por cerca que ésta estuviera.
«Muerte a los traidores«
Lo que pretendo decir es que este número que cierra una era bien sirve como lectura para preparar la entrada en la siguiente. Matt Fraction hizo de Tony Stark algo más que humano a través de un virus, luego hizo de esos poderes una maldición de la que sólo podría librarse renunciando a todo, más tarde devolvió a Stark al garaje del que salen las grandes ideas para lograr que refundara su empresa y recuperara su fortuna y desde entonces se ha dedicado a propinarle golpes que, más que dejarlo contra las cuerdas, le han obligado a fijar nuevos horizontes con el fin de volar más alto. Así, el Iron Man que veremos en el siguiente Marvel Deluxe será uno muy consciente de que su futuro es para con la Tierra, pero que pasa por las estrellas. Fraction ha dinamitado las bases sobre las que se sostenía el Hombre de Hierro, le ha obligado a revolcarse en el fango y le ha prendido a lo que quedaba de él. Ahora ya sólo le queda resurgir de entre sus cenizas, crecer, evolucionar y, Riri mediante, encontrar sobre quien apoyar su legado.
Por eso esta saga lleva por título El Futuro, porque Fraction y Larroca dibujan el mapa que les ha llevado hasta aquí y dejan una miríada de posibilidades para quien herede la serie (que ya sabemos que fue Gillen y cómo fue su etapa). Con el enjambre funcionando y con el escenario libre de enemigos potentes por primera vez en años, Stark vuelve a ser libre para imaginar y crear. Dibujante y guionista dejaron claro, por otra parte, lo que puede salir cuando una editorial deposita su confianza en un equipo durante el tiempo suficiente como para que éste cuente sus historias. En una época en la que se celebra llegar al número veinte de una colección, ambos creativos mostraron mejor que nadie por dónde debería ir el futuro de la industria en la que apoyan sus pies. Lástima que hayan pasado cinco años desde aquello y muy pocas cosas hayan calado de su mensaje.
Deja un comentario: