«Resulta que tu cabeza todavía tiene precio«
Hay cómics que nos llaman desde su misma portada. La nueva saga que da comienzo ahora en la colección de El Viejo Logan (tras el breve respiro del número anterior) condensa en su primera página algunas de las grandes verdades del gran trabajo que están llevando a cabo Jeff Lemire y Andrea Sorrentino con el mutante de las garras de adamántium: se trata de una colección sobria, sin grandes artificios ni luchas que se lleven por delante al resto del Universo Marvel, sus autores están revisitando los principales puntales de la historia de su protagonista y actualizando los mitos que los rodean y, lo miremos como lo miremos, Sorrentino y Lemire han logrado funcionar de una manera tan espectacular juntos que el futuro descanso del dibujante ya se espera con temblores. Pocas veces en la historia reciente de la Casa de las Ideas veremos una simbiosis tan clara entre guionista y dibujante.
Lemire decide ahora llevarse a Logan de vuelta a Japón para que prosiga en su búsqueda de Dama Mortal por aquello de hacerla pagar por sus crímenes en Canadá. Este regreso a uno de los hogares clásicos del mutante ni es gratuito ni se trata de la ‘decisión fácil’ que algunos lectores habrán presupuesto. Más bien al contrario. El guionista se arriesga al alejar al anciano guerrero de su elemento para poder ampliar lo que conocemos de su pasado al tiempo que asistimos a su lado a las terroríficas visiones de un incierto futuro con el que Lemire comienza a jugar de nuevo a partir de esta entrega. Así, el héroe anteriormente conocido como Lobezno inicia un viaje en dos tiempos que no entiende de guerras ni crossovers. Un Lobezno clásico para una nueva época en Marvel.
«Es la segunda vez que me meto en una trampa«
Una de las razones por las que El Viejo Logan se ha convertido en una de las colecciones más apreciadas del actual Universo Marvel (y una de mis favoritas, sin duda), es la libertad y la calma que la editorial está dando a su pareja creativa para que estos puedan desarrollar su trama al ritmo que estimen necesario. El Viejo Logan no es lenta, ni rápida, va al ritmo que su propio corazón le pide. ¿Qué raro, no? Una serie con corazón, no es algo que veamos todos los días por aquí.
Sacando a Logan de los Estados Unidos, además, Lemire trata de dar respuesta a una pregunta que siempre ha rondado a los fans: El mundo de El Viejo Logan ¿sólo se vio afectado en la región de los Estados Unidos? ¿O el levantamiento de los villanos fue un caso de índole global? El viaje pretérito del muti a tierras del Sol Naciente no sólo nos promete futuros números de lo más interesante, sino que explora como ninguno el mundo que creó en su día Mark Millar y lo expande más allá de las fronteras que definió el escocés en 2008 y que el dibujante italiano está contribuyendo a desdibujar en favor de la gran historia que hay detrás. En contra podríamos hablar de un Logan demasiado inclinado al fracaso, atrapado por un futuro que no parece ir a llegar, un pasado que ve constantemente por el rabillo del ojo y un presente que llama a su puerta con la palabra desastre pintada en el rostro.
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