Con el título que le hemos dado al post, poco más hay que añadir para que os hagáis una idea de lo que nos depara Fatale, la exitosa ficción de Image Comics que Panini edita en formato integral en nuestro país (incluyendo además de la historia en sí, todo el material extra proveniente de las grapas originales). Al frente de esta angustiosa serie se encuentran una de las duplas más potentes del cómic norteamericano actual: Ed Brubaker y Sean Phillips. Femmes fatales, cultos satánicos, sexo, muerte y oscuros misterios que resolver son algunos de los elementos clave de una historia que tiene una gran deuda con el imaginario lovecraftiano.

Brubaker no esconde sus cartas en una obra que explota los ambientes criminales como solo él sabe hacer. Conoce muy bien el género negro y sabe aclimatarlo a un mundo en el que lo fantástico es tan real como el aire que respiran sus personajes. Un valor añadido, el del género, que hace de Fatale una serie con identidad propia dentro del imaginario del autor. Lovecraft (y también Poe) está muy presente desde las primeras páginas a través de unos personajes muy marcados por la creencia hacia los cultos arcanos (ya sea por devoción o por miedo). El guionista aborda la angustia y la desesperanza desde los propios personajes y sus circunstancias. El terror está en el ambiente, se palpa en todo momento.

«Miles había conocido a demasiadas actrices como para verse atraído fácilmente por una mujer misteriosa»

La protagonista que referncia el título de la obra, Joshepine, trasciende el arquetipo de femme fatale. La suya no es la típica historia de seducción y manipulación, sino que se trata de una vida definida por la tragedia. Jo tiene un secreto desde hace incontables años que hace caer en desgracia a los hombres con los que se encuentra. Es una mujer movida por el instinto de supervivencia; aunque como toda mujer fatal que se precie vive entre ingenuos héroes que beben los vientos por ella y otras personas que ansían poseerla al precio que sea. Josephine es una mujer a la que conocermos desde diferentes prismas a lo largo de toda la obra, ya sea a través de su propia persona, como a través de cómo la ven estos desdichados «galanes» que intentan ayudarla.

Sean Phillips (junto a Dave Stewart al color) acompaña sobremanera a Brubaker para conformar la especial atmósfera de Fatale. La incidencia de los Poe y Lovecraft citados antes es incuestionable, pero también lo es la de James Ellroy o Raymond Chandler, tótems de la novela negra norteamericana. El guionista sintetiza ambos mundos, pero son Phillips y Stewart los que combinen con tremenda naturalidad, con un trabajo en el que predomina el claroscuro. La violencia de uno y otro mundo se fusiona, encontrando en los cultos arcanos el punto de unión, ya que a partir de ellos, de sus rituales, se puede abordar tanto una presumible trama de tintes sobrenaturales, como una investigación sobre sectas o «crímenes satánicos». Todo esto, lo iréis descubriendo a lo largo de la lectura, se encuentra en Fatale.