«Ahora varado en la Tierra, Groot busca todo el disfrute a mano«
Mientras el tic-tac del fin de la ‘Era Bendis‘ resuena en nuestra cabeza, el propio autor recupera su vena más independiente (esa de sus inicios) para regalarnos una auténtica locura, un cómic estrafalario que, de tan raro, nos ha enamorado perdidamente en la redacción de La Noche Americana. Basándose descaradamente en los grandes clásicos del Dr. Seuss (algo que quizás haya pasado algo más desapercibido en España, pero que sin duda se habrá disfrutado un montón en Norteamérica), Brian Michael Bendis y Valerio Schiti crean un capítulo loco y entrañable protagonizado por la criatura más extraña y adorable que nos ha dado Marvel, y que tan bien se ha explotado en el cine: estamos hablando de Groot.
Lo visto en Guardianes de la Galaxia #50 nos hacía pensar en unos cuatro-cinco últimos números anodinos que siguieran las evoluciones de cada guardián por separado hasta desembocar en una situación que, mágicamente, los volviera a reunir y enviar a las estrellas. Pues bien, si la entrega de abril trataba de enlazar con la recién estrenada Victor von Muerte: Iron Man y de paso dejar claro que La Cosa no volverá al espacio en un futuro cercano, Guardianes de la Galaxia #51 cuenta la historia más extraña sobre Groot en la Tierra. Donde cualquiera habría tirado por la ecología y la defensa de los árboles (de hecho, la portada de Arthur Adams y Jason Keith parece contarnos esa historia), Bendis apuesta por un relato hermoso y optimista de uno de los Guardianes más poderosos, pero también más inocentes y puros. Si alguien podía entrar en una de las historias del creador de The Cat in the Hat (El Gato con Sombrero) y The Lorax ése era Groot y para ello Bendis y Schiti construyen un cómic distinto a cuanto podríamos esperar de un tebeo hoy en día.
«De repente, de la nada, un niño gritó«
Para empezar, ambos creativos eliminan las viñetas, haciendo de cada página una ilustración única y hermosa que cuenta más de la historia que las letras que se sobreimprimen en ella. Lo siguiente que eliminan son los bocadillos (aunque hay excepciones puntuales), haciendo de este cómic lo más cercano a un cuento para niños que, sin embargo, no pierde el espíritu de la colección en ningún momento. Así, Guardianes de la Galaxia #51 se convierte en una de las creaciones más originales de 2017, un cómic que los lectores noveles no terminarán de comprender, pero que sin duda despertará la simpatía de cuantos hemos ido siguiendo las aventuras del dios-árbol alienígena.
El mes que viene seguiremos diciendo adiós a Bendis y a Schiti de la colección a la que han hecho llegar a las estrellas, pero, por el momento, disfrutemos de la calma y la paz que se desprenden de uno de los trabajos más sorprendentes y coloridos del guionista norteamericano y el dibujante italiano. ¿Quién nos iba a decir que Varados nos dejaría con una joya de este calibre? ¡Qué difícil lo van a tener Gerry Duggan y Aaron Kuder a partir de este otoño!
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