Warren Ellis se acompaña del dibujante Jason Masters para intentar que la nueva aventura del espía británico más famoso del mundo en el medio comiquero tenga mejor suerte que algunas de sus aproximaciones anteriores. Desde Panini Cómics han apostado fuerte por esta empresa, y han editado la miniserie original de Dynamite en una cuidada edición en formato cartoné que incluye todas las portadas originales y unos diseños de personajes de Masters.
La muerte del agente 008 hace que Bond deba «absorber» la carga de trabajo que aquel había dejado y, al mismo tiempo, seguir haciendo frente a sus propias obligaciones. Así, 007 debe seguir una pista hasta Alemania, donde descubrimos una trama que incluye tráfico de drogas de diseño en Reino Unido.
En términos generales la historia resulta entretenida que tiene en los diálogos del guionista inglés uno de sus puntos fuertes, apuntando con mordacidad a la clase política y la burocracia. El escritor no pierde ocasión y aquí lo vuelve a demostrar. Resulta muy interesante también que parte de la importancia de la narrativa recae mucho en el apartado visual, con unas cuantas escenas -de acción sobre todo- en las que apenas hay dos o tres frases, obligando a Masters a que se estruje el cerebro para mantener en listón. Y en esencia lo consigue, aunque en ocasiones sus imágenes den la impresión de ser demasiado estáticas. Eso unido a una trama excesivamente sencilla y -hasta cierto punto- previsible, convierte a esta aproximación al universo bondiano en un quiero y no puedo. Buenas intenciones que no terminan de materializar.
Los seguidores del personaje ideado por Ian Flemming disfrutarán mucho de una aventura repleta de guiños y esquemas característicos del personaje. La historia se sigue con mucha facilidad, pero es de consumo demasiado rápido, Ellis no se preocupa demasiado en profundizar en sus personajes, y sí en abordar un relato repleto de acción. Un cómic de consumo rápido.
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