Warren Ellis y Brian Hitch forman equipo en La tumba de Batman, serie limitada de doce números en la que el cruzado enmascarado debe poner a prueba sus habilidades detectivescas para resolver una serie de crímenes que están poniendo en jaque no solo a la policía de Gotham, sino a él mismo. Ayudándole, como casi siempre, están el comisario Gordon y el leal Alfred. ECC Ediciones recopila esta colección en un volumen en cartoné que sigue los estándares de la editorial. ¿Su precio? Esta primera edición que tenemos entre manos cuesta 32€.
«Por favor, no olvide puntuar a su conductor en la aplicación«
El gran atractivo de La tumba de Batman, más allá de la fama de los nombres que firman la aventura, está en su carácter de obra unitaria, alejada de cualquier tipo de continuidad que pueda condicionar a lectores casuales. Ese, y que su lectura es muy dinámica, la acción está en constante movimiento. La tumba de Batman es una de esas obras que se lee en un suspiro. Este es, sin embargo, un atractivo envenenado.
¿Por qué? Porque lo que tiene de dinámica lo tiene de insustancial. La historia resulta tan simple que casi parece una excusa para que Bryan Hitch de rienda suelta a su dibujo en interminables escenas de acción, y para que Warren Ellis suelte la pluma escribiendo diálogos entre Bruce y Alfred. Son dos aspectos que a priori suponen valores para cualquier obra (visuales coreografías y ágiles conversaciones), pero que no están dirigidas hacia ninguna parte. Es tan fácil agarrar el libro y leérselo de una tacada, como dejarlo antes de alcanzar la mitad.
«¡Tú no me conoces!«
El desinterés en muchos momentos es total, máxime cuando nos damos cuenta de que todos los capítulos están cortados por el mismo patrón: Batman hace sus «pesquisas» detectivescas (muchas revelaciones le llegan por ciencia infusa), se pelea durante unas cuantas páginas y se pone al día con Alfred en la Batcueva. La tumba de Batman encontrará su público, sobre todo entre los seguidores de alguno de los dos autores involucrados en la aventura o completistas del murciélago, pero en general es una apuesta tan vacua que hace un flaco favor a los intereses del personaje.
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