Desde la intentona de Brian Michael Bendis de rescatar el nombre para su fallida serie protagonizada por algunos de los héroes urbanos de la compañía (la experiencia se quedó en nueve entregas), el no-grupo de Marvel -fiel a su tradición editorial- había vuelto a la nevera, a la espera de una nueva oportunidad. Esta llega ahora en una nueva iteración dirigida por dos de los nombres más en forma del panorama actual: Al Ewing y Javier Rodríguez. Además, convencida del potencial de la cabecera, Panini Cómics ha decidido publicarla en formato grapa.
«¿Stephen? ¿Me has convocado tú…?«
Esta miniserie (de cinco números) no surge de la nada, sino que viene precedida de algunos de los hechos narrados en los especiales Marvel Comics #1000-1001 y ¡Alerta!, donde conocíamos la Máscara de la Eternidad y al Saqueador Enmascarado. Aunque bien es cierto que -al menos de momento- dichas lecturas no son imprescindibles para la historia que nos ocupa, en la que el Saqueador se cuela en la casa de Extraño para solicitarle su ayuda.
Así, este primer número sirve principalmente para presentar al plantel de personajes y preparar el conflicto que de desarrollará en las siguientes entregas. A través de un inestable hechizo, Extraño convoca a los héroes que deberán ayudarles a cumplir la peligrosa misión. Entre ellos encontramos tanto a miembros clásicos del no-grupo, como personajes que igual buena parte de los lectores no tenemos localizados. No vamos a dar más detalles de los mismos para no desvelar ninguna sorpresa, aunque la portada (obra también de Javier Rodríguez) es bastante ilustrativa al respecto.
Con poco «contenido» más allá de la citada presentación de personajes y un sorprendente cliffhanger, el principal reclamo de este primer número radica en el trabajo de Rodríguez a los lápices (bien escudado por Álvaro López con la tinta). Y es que el contexto de la historia, muy anclada en la vertiente mágica (evidente dado el protagonismo de Doctor Extraño), y la estructura narrativa de este primer capítulo, basada en la invocación de los diferentes actores, permite al dibujante jugar con las composiciones de formas muy imaginativas.
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