«Voy a encontrarla cueste lo que cueste«

Me vais a perdonar que por una vez comience por el final, pero es que la última imagen de Tormenta y la arenga que la precede conforman el objetivo principal de un número en el que ninguno de los mutantes que conocemos es protagonista. Lo que motiva esta historia es la necesidad de dotar a la actual actitud belicista de Tormenta de un contexto y un trasfondo por aquello de no cargarnos a un personaje conocido por todos, excepto por los guionistas que hablaron con  Halle Berry, por ser uno de los mutantes más ligados al movimiento pacifista. La velocidad con que Ororo ha aceptado involucrarse en una batalla que a buen seguro va a traer más tristezas que alegrías se sustenta en dos pilares tan complicados como las vidas de dos niñas.

No nos tenemos que ir muy lejos para buscar a la primera de ellas. Concretamente a la saga de la que acaba de salir la Extraordinaria Patrulla-X y en la que Tormenta acompañaba a Magik en busca de una niña mutante perdida que más tarde regresaría poseída por un ente interdimensional malévolo. La muerte de Sapna al final de dicha saga no sólo dejaba muy tocada a la hermana menor de Coloso, sino que dejaba clavada una espina en el corazón de la dueña del clima. Sapna había llegado al Santuario X huyendo de las nieblas terrígenas y fue precisamente la situación del refugio mutante en el Limbo lo que ocasionó su huida y su perdición. El arco argumental terminaba con el firme deseo de Tormenta por volver al mundo de la superficie.

«Hoy vamos a la guerra«

A la segunda la conocemos en este preciso número. Jeff Lemire nos cuenta las últimas horas de una niña llamada Maya aquejada de la Peste-X que vive en los hasta ahora dejados de lado barracones del campo de refugiados que rodea a la escuela Jean Grey y cuyo único sueño consiste en conocer en persona a la mutante a la que más admira, una que dirige cierta escuela para jóvenes con habilidades asombrosas. Es la hermana de Maya la que protagoniza un capítulo en el que Lemire pone acento en el contraste entre los problemas y las crisis de proporciones cósmicas de los distintos equipos mutantes y los de una simple y pobre familia. Sin embargo, al enfocarlo como lo hace, Lemire nos grita alto y claro que los conflictos que pueden pasar desapercibidos para la muchedumbre representan un mundo para quienes los viven. En un mundo en el que las noticias de desgracias cada vez nos afectan menos, esta historia nos suplica que tratemos de empatizar. No que nos rasguemos las vestiduras, pero sí que nos paremos un segundo a sentir pena, alegría, horror… algo, en lugar de suspirar un segundo y mirar para otro lado.

La Extraordinaria Patrulla-X #17

A partir del mes que viene ya tocará que mutantes e inhumanos se partan las caras. Este cómic hacía mucha falta para explicar la postura de Ororo y, sobre todo, para reivindicar a los mutantes anónimos e inocentes, los grandes damnificados de todo cuanto ha ocurrido hasta el momento y los que primero han quedado fuera del foco, eclipsados por las estrellas del momento o los personajes de siempre y sus siempre importantes conflictos. Finalmente, me gustaría remarcar que, una vez Tormenta toma la decisión, lo primero que hace es reafirmarse como pacifista, tildando su llamada a las armas como el más importante fracaso en su carrera como superheroína. Porque la guerra es eso, un fracaso. Ya venga éste representado en la no obtención de una cura, en la muerte de un niño inocente más o en la imposibilidad de hacer convivir a lo que te define con lo que hace único a tu vecino.