Amanecer de X: Patrulla X #4

Patrulla X #4. Amanecer de X: No más héroes

Amanecer de X: Patrulla X #4«¿No te has enterado? Tenemos leyes«

 

Tremenda vuelta de tuerca la que se marca Jonathan Hickman con el cuarto número de la Patrulla X. El otro día revisaba en compañía de Gonzalo Olmedo y para la gente de Super Cómic Radio la serie de Dinastía y Potencias de X y él me comentaba lo mucho que le había sorprendido cuánto de lo que está ocurriendo con los mutantes acerca a Charles, Magneto y a todos quienes colaboran con ellos el bando de los villanos. La constante burla a la muerte, los ataques preventivos y, sobre todo, el chantaje a la humanidad en su conjunto (por medio de las drogas que sintetizan las plantas de Krakoa) colocan a los homo superior en una posición en la que sólo estábamos acostumbrados a ver a una pequeña parte de sus integrantes (y casi siempre como una respuesta violenta a la represión humana) y, quizás, esto es lo más rompedor de todo cuanto nos está proponiendo el genial guionista de las últimas Secret Wars.

 

Y ahora, que llegamos a los números #6 y #7 estadounidenses, nos encontramos con que la espiral por la que están descendiendo los mutantes es mucho más profunda y siniestra de lo que nos podríamos haber llegado a imaginar. Primero tenemos un capítulo protagonizado por Mística. A la cambiaformas la vimos en Dinastía de X como parte de los mutantes que se sacrificaron en el espacio por el futuro de sus congéneres, pero su papel en aquella incursión nunca quedó del todo claro. Ahora, casi por sorpresa, Hickman decide desvelarnos la verdadera misión de la asesina y los deseos y motivaciones que la han llevado a ponerse una vez más a las órdenes de Xavier y Magneto. Y lo que nos es revelado mola por las implicaciones que tiene y por los planes dentro de los planes que conlleva, pero también nos da una medida de dónde están los límites de la alegría dentro de la utopía krakoana y nos desvela las primeras grietas serias dentro de la nueva estrategia de supremacía mutante.

 

«¿Eso no te pone la piel de gallina?«

 

Pero lo verdaderamente inquietante llega con la segunda parte de esta entrega. En un ejercicio fantástico de integración de esta historia con el resto de todas las que se nos han venido contando sobre los hombres y mujeres X (Hickman ha hecho un trabajo de documentación fabuloso para esta etapa), el guionista nos lleva de vuelta a la Dinastía de M y al ‘No Más Mutantes‘ de la Bruja Escarlata. Hace esto para poder ponerse a revertir, por fin, los efectos que quedaban aún coleando de esa gran historia del artífice de las grandes tramas de aquella época: Brian Michael Bendis. Porque ya en Vengadores contra la Patrulla-X se eliminó el hechizo que evitaba el nacimiento de nuevos mutantes, pero eso no devolvió sus poderes a los que los perdieron a consecuencia de la locura de Wanda. Ahora Hickman se inventa la manera de ‘devolvérselos’ sin tener que inventarse nada que no nos haya propuesto ya desde Dinastía de X, pero viste a este nuevo rito con un traje con el que no podemos sentirnos cómodos (y que no detallaré por aquello de evitaros los spoilers).

 

Amanecer de X: Patrulla X #4

Amanecer de X: Patrulla X #4

 

Termina Rondador Nocturno preguntándose si no debería fundar su propia religión mutante y la verdad es que poco les falta a los personajes de esta etapa para hacerlo. Y para declararse a sí mismos los dioses de dicha religión. Todo lo que ocurre en Krakoa va tomando una apariencia tan real como terrible de secta. Nadie que no sea mutante puede acceder a la isla sin invitación, se está intentando reunir en ella a todos y cada uno de los mutantes y la vida en ella parece una continua fiesta, pero por debajo estamos viendo como sus líderes coaccionan a los del resto del mundo civilizado, como surgen grupos de choque para los cuales las leyes fundamentales de la isla no aplican y como la promesa de vida y perdón no aplica para aquellos que pueden ser utilizados como herramientas para la causa.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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