¡Qué ganas tenía de reencontrarme con Marin y Gojô! Las buenas vibraciones que nos dejó la lectura del primer volumen se confirman en esta segunda entrega de Sexy Cosplay Doll (título que quizás sea el aspecto más criticable del manga, siendo el anglosajón, My Dress-Up Darling, menos dado a dar una imagen errónea de la propuesta). Una comedia romántica muy tierna, positiva y con un dibujo realmente bonito.

«Se centran en disfrutar sin preocuparse de nada más»

Este segundo tomo arranca con la consecución de la promesa hecha por Gojô de hacerle un cosplay a Marin, discurriendo a lo largo de algunas de las complicaciones del encargo, tanto logísticas como emocionales. Porque ya de primeras, esta personal solicitud obliga a nuestros protagonistas a mostrarse entre sí, aflorando -como era de esperar- sentimientos entre los dos. Ya que los verbalicen será algo que veremos más adelante. De momento, el interés de Shinichi Fukuda radica en poner al mismo nivel a ambos personajes; es decir, la coraza de perfección de Marin se quiebra un poco, mientras que Gojô da muestras de ganar confianza en sí mismo.

Los dos se hacen mucho bien el uno al otro y eso es algo que se recalca en numerosas ocasiones. En este aspecto, el del crecimiento y conocimiento mutuo, el manga enfatiza la noción de la comunicación. Cuando alguno de los personajes no habla las cosas o las da por supuestas sin preguntar abre la puerta a los malentendidos… y al humor. Como buena comedia de enredos, Sexy Cosplay Doll busca en las confusiones y los malentendidos el terreno idóneo para explotar sus chistes y situaciones más graciosas. Claro, teniendo a una protagonista súper pasional y un protagonista más bien cortadete, este tipo de situaciones se da con bastante asiduidad.

La relación que se establece entre Gojô y Marin es muy tierna. Desde la amistad y una bonita complicidad, los sentimientos van calando poco a poco en ambos. En este segundo volumen conocemos también un poco más las circunstancias de cada uno. De él ya teníamos algunas nociones gracias a que parte de la historia se desarrolla en su casa, donde tiene lugar la magia artesanal; pero de ella no habíamos tenido la oportunidad hasta ahora. Es más, según avanza el argumento y conocemos más a los personajes, ese punto de fanservice que -no nos engañemos- tanto interés ha sabido sumar a la propuesta (sobre todo en el anime), se vuelve cada vez más innecesario y contraproducente. Hecho que habla estupendamente bien del manga, que va más allá del reclamo visual.