Panini Cómics ha echado el resto en la publicación en nuestro país de una de las colecciones del sello Image con mejores conceptos de base que hemos visto en los últimos tiempos: The Beauty. ¿Y si hubiera una enfermedad cuyo principal síntoma fuera volver hermosas a sus víctimas? ¿Harías lo posible por contraerla o la rechazarías? Solo con estas preguntas muy fácil engancharse a la serie de Jeremy Haun y Jason A. Hurley, que la editorial nos trae en un «bello» primer volumen en cartoné.
Scott Snyder firma la introducción de este tomo y en ella habla acerca de lo que significa para él el terror, qué es lo que le entusiasma del género y cómo fueron sus primeras experiencias de la mano del maestro Stephen King. Todo muy bien, pero con poco que ver con The Beauty. La serie, aunque juega con algún elemento propio del género (solo hay que ver la portada del libro) se desarrolla siguiendo los esquemas de una aventura policial. Vaughn y Foster, la pareja protagonista, hace un descubrimiento que no debería y a consecuencia de ello se lanzan a una carrera contrarreloj por impedir la tragedia y por salvar sus vidas.
Aunque la belleza (así se denomina la enfermedad) tiene muchísimos defensores por todo el mundo, es la moda, también tiene muchos detractores… y lo más importante, conlleva un terrible coste. Haun y Hurley subrayan mucho la idea de que cada decisión tiene parejo un precio que hay que pagar sí o sí. Y en medio de todo están los inspectores Foster y Vaughn, que ven lo que parecía un rutinario caso se convierte en una espiral de conspiraciones y corrupción que lleva a las más altas esferas.
En un aspecto de su texto Snyder sí tiene absoluta razón. Las mejores historias son las que nos obligan a mirarnos a nosotros mismos (y no solo el terror). The Beauty lo hace. Esta historia policial con tienes de ciencia ficción oscura apela a nuestros miedos y defectos como sociedad. Nos dejamos embelesar por la perfección de las apariencias, queremos el aquí y ahora y sin pagar por ello. El poder (ya sea físico o monetario) está en la cúspide de nuestra retorcida escala de valores. Somos víctimas de nuestra ceguera, nos convertimos en nuestros propios verdugos. De todo ello habla y reflexiona una de las series más potentes que nos han llegado en los últimos tiempos a nuestras estanterias.
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