«¿Dónde has estado desde entonces?«
Buena pregunta para comenzar este artículo. El último tomo de Spawn (Spawn: Las Guerras de Satán) se publicó en España hace dos años y la primera grapa del presente volumen data nada menos que de 2016. Planeta Cómic, como ya nos ha acostumbrado con cómics algo alejados del público mainstream en nuestro país como Transformers (nada desde 2018), vuelve a dejar en barbecho una colección hasta que la extinción de sus derechos (o cualquier otra razón peregrina) le obliga a recuperarla. Un maltrato hacia los lectores al que, lamentablemente, estamos mucho más que acostumbrados.
Resulta así extremadamente difícil seguir una serie de forma regular. Acordarse de lo que uno leyó hace dos o tres años con todo lujo de detalles es una odisea y recuperar el anterior cómic publicado no siempre es fácil (mucho menos para quienes, como un servidor, tendemos a la acumulación). Al final, la única opción viable para el fan de una de estas series es recurrir al producto original (caro por aquello de la importación y en su idioma) o, con todo el dolor de su corazón, recurrir a la lectura online de cómics escaneados (lo que se traduce en cero beneficios para el autor, la editorial o distribuidoras como la española). No es lo preferible, pero es eso o perder comba con colecciones que en su país natal son mensuales y han seguido publicándose desde entonces.
«Este dolor no es mío… es… suyo«
Digo todo esto sin sentirme como uno de los principales perjudicados por toda esta política. Me he acercado a este Spawn: Infierno en la Tierra, tras hacer un poco los deberes y ver por dónde iba la historia, con la esperanza de ver por qué despierta tales pasiones el personaje (lo último suyo que había consumido fue la película de 1997 que, creo que estaremos todos de acuerdo, no es una buena muestra de nada). La sorpresa es que me he encontrado con un tomo que me produce más rechazo que interés. Un personaje con el que trato de empatizar (acaba de volver del infierno de salvar el alma de su mujer muerta, debería ser fácil) pero que me lo pone muy difícil al colocársele en una situación de superioridad tal que uno sólo desea verle pasarlas pu/as y una trama que se mueve entre lo intrascendente y lo innecesario. Da la impresión de que, tras casi tres centenares de números, pocas ideas quedan entre los que están al timón de esta serie norteamericana.
No voy aquí a ponerme a criticar a una serie así de longeva, pero en Spawn: Infierno en la Tierra veo más interés en el potencial de algunos personajes y en la calidad de los diseños que en lo que la historia en sí nos cuenta. Está claro que éste es el juguete de Todd McFarlane y que él puede hacer con el bueno de Al lo que le venga en gana, pero siento que Spawn en unas manos más competentes sería capaz de contar mejores historias de las que nos tenemos que tragar en este tomo de tapa blanda que Planeta nos cuela por, apenas, veinticinco lereles.
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