«Hostia puta. ¿Estoy en una peli de acción?«
Garth Ennis y corazoncitos. Nunca creí que llegaría a ver esas dos cosas juntas en una portada. Es que vamos a ver, estamos hablando de Ennis, el tío del Predicador, el de una de las mejores etapas de Hellblazer, un tipo que parecía centrado en contar la crudeza de la guerra con la miniserie Battlefields que está publicando Aleta… Porque crudo es la palabra que mejor le define. Y, sin embargo, aquí lo tenemos, con una serie que lleva el azucarado título de Un Tren Llamado Amor en la que abundan amores imposibles, galanes ingleses y conejitos blancos. ‘La gente me pedía que hiciera un cómic romántico y la idea nunca se me fue de la cabeza‘ va y dice el tío. Habrase visto.
Bueno, ¿y si los amores imposibles incluyen a personas y animales? ¿Y si los galanes se dedican a matar por dinero? ¿Y si…? No, el conejito es normal.
Pero está obeso y tiene una cara de mala leche espectacular.
Porque este no es cualquier relato acerca del amor. No. Esta es la visión que tiene del amor un ser con la mente tan retorcida como sólo puede tenerla el tío Ennis. ¿Hay héroes? Claro que los hay, este tipo es un experto en crear personajes de carisma arrollador. ¿Hay villanos? También hay unos cuantos, pero en su mayor parte dan más penita que otra cosa. ¿Y qué queda en medio? Pues una auténtica algarabía de personajes cuyas vidas grises e insustanciales les empujan a acercarse de vez en cuando al límite, lo justo para contemplar el abismo y volver. Tipos como tú y como yo… Más o menos.
«Todo hombre quiere que su hijo sea algo más que él«
Este, amigos, es el Love Actually de los cómics. Pero si Love Actually la hubiera dirigido Guy Ritchie. Habéis leído bien. Un Tren Llamado Amor contempla con gozo las vidas de una serie de perdedores cuyas vidas se entrelazan por casualidad o por costumbre y se centra, casi sin quererlo, en la emoción que le da título a la obra. Con la salvedad de que lo hace de una manera retorcida y malévola. ¿La parejita perfecta? Espérate a ver lo que hace el chico en sus momentos de soledad (sólo diré que me acordé con cariño de Clerks 2). ¿El amigo actor triunfador? ¡Oh, vamos, ésta seguro que os la esperabais!
Un Tren Llamado Amor es brutal. No deja títere sin cabeza, desde los vecinos modelo que viven una vida regalada y se permiten el lujo de opinar (y exagerar) sobre la inmigración y su miedo a lo desconocido, con la alegría y la inocencia propias de críos de siete años, hasta las cosas de las que es capaz un ser humano triste y aburrido al que se le presenta una oportunidad única de hacerse rico. Ennis vuelve (porque pese a la etiqueta de ‘romántico’ este cómic es puro Garth Ennis) a explorar los límites de la condición humana y es precisamente el hecho de que en esta ocasión se decida a utilizar actores de lo más anodino lo que hace de esta obra un proyecto hilarante en el que sólo hay una constante: las cosas siempre pueden ir peor.
Le pone arte a esta locura Mark Dos Santos, que, con su estilo infantil y cercano al chibi japonés en ocasiones, contribuye a hacer de Un Tren Llamado Amor una disparatada obra maestra que nos alegramos mucho que Panini haya traído a España a través de su sello alternativo Evolution Comics.
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