«Es un pensamiento que puedo tener. No es un pensamiento que pueda hacerme daño«

Parece ser que, de una forma u otra, todo el rollo de la Red Oscura ha funcionado como una frontera entre el primer gran capítulo de esta serie y su segundo gran arco argumental. Los dos números que nos ocupan hoy (ojo, ya sin Ram V echando una mano) nos muestran a Dylan tomando el mando y convertido en una nueva encarnación de Veneno de todo derecho mientras sigue reclutando aliados en su búsqueda de su padre y a éste, Eddie, por fin tocando fondo antes de lanzarse a batallar de verdad por controlar su propio destino. Tenemos también la recuperación por parte de Panini del tebeo del Día del Cómic Gratis que involucró hace unos meses a una surte de simbionte de la época en que comenzaron a aparecer los héroes en las editoriales norteamericanas, pero ya llegaremos a ello…

En Veneno #18 (#66) Al Ewing decide liar aún más la cosa y nos presenta a una nueva versión del protagonista, una que está mucho más allá del concepto del Rey de Negro y que ayuda a Eddie a avanzar aunque solo sea por aportar algo de equilibrio a la parte de la existencia que representa y que se contrapone con aquella que el propio Ewing nos presentara hace algún tiempo con los Todopoderosos, ahora renombrados también a Reyes de Blanco. Más allá de por fin lanzar a nuestro protagonista hacia adelante, el guionista se ha marcado un puntazo contribuyendo (aún no sabemos en qué medida) a hacer crecer un poco más la mitología propia del universo comiquero en el que escribe. Los simbiontes dejan definitivamente de ser un simple alienígena que da tanto como roba y pasan a un nuevo nivel dentro del esquema de importancia marvelita. Ahora sólo quedaría que el resto de razas de la galaxia tomaran consciencia de ello.

«Reconozco que parece un poco ridículo«

El episodio de Dylan, en el que no vemos a Cafu sino que a éste lo sustituye Rogê Antônio, me deja bastante más frío. El cambio artístico ya me supone un golpe (nada que objetar a Antônio, del que llevo años disfrutando de su buen hacer, pero el dibujo también contribuye a la continuidad), pero lo que de verdad me aburre un poco más de esta entrega es la sensación de que apenas sí hemos visto que la trama avance un poquito. Marvel le encarga a Ewing que le dé foco al Duende Dorado (no sé yo cuánto recorrido puede tener esta versión de Osborn) y esto se traduce en un capítulo insulso en el que tiene más presencia el antiguo villano que los supuestos protagonistas de esta trama. Todo para que Osborn pueda recibir bofetadas y ofrecer la otra mejilla como el niño bueno que dice ahora que va a ser para siempre jamás de los jamases (en el sentido Marvel de lo que entendemos como ‘para siempre’). Salva un poco los muebles la parte del FCBD (Free Comic-Book Day), pero tampoco es que nos queda muy claro hacia qué dirección apunta todo este tema de Flexo.

Veneno #18 (#66)

En fin, que tenemos una de cal y otra de arena. La parte de la historia que afecta al hijo de Eddie siempre ha avanzado con una marcha menos que la serie del actual Rey de Negro, pero ahora que Ram V se ha pirado (ha firmado un contrato en exclusiva con la Distinguida Competencia durante dos años) le toca a Ewing soportar el peso de toda la serie. Todo ello teniendo en cuenta que sigue en pie su compromiso con Patrulla-X Roja y que pronto veremos al autor del Inmortal Hulk hacerse cargo de la cabecera de Thor tras la espantada de Donny Cates. Todo ello apunta a que vamos a tener un final apresurado para esta línea argumental antes de que Ewing ceda el testigo a (ojo que puede ser interesante) la guionista que ha salvado los muebles de la cabecera del dios del Trueno durante los últimos meses: Torunn Grønbekk.